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Bane, o la ternura violenta

It All Comes Down to This (1999) de Bane no es de los grandes álbumes del punk hardcore; les aseguro que no aparecerá en ninguna lista de los mejores álbumes del género que encontrarán en internet. Los resultados de una búsqueda en Google dejan clara su falta de importancia: en la primera página, entre videos de Youtube, opciones de compra, sitios de letras y su artículo de Wikipedia, hay tan sólo una reseña. Es de Punknews.org, escrita en el 2003 por un tal Tim. En la segunda página encontramos una reseña más, en exclaim.ca, del ‘99. Si refinamos la búsqueda y agregamos la palabra “review”, nos encontramos con dos reseñas más y ya, ambas del 2000 (de ox-fanzine.de y stereokiller.com). Siento que, a pesar de no ser uno de los grandes álbumes del hardcore punk, It All Comes Down to This merece mucho más que sólo cuatro reseñas. Especialmente porque, a mi parecer, esos reseñistas cuya tarea estoy retomando (Tim, Chris Gramlich y cbrickhouse) no apreciaron, posiblemente ni vieron, el elemento más increíble del álbum (omití al pendejo de Dominik Winter porque él no tuvo la capacidad de apreciar nada).

Realmente me encanta It All Comes Down to This, sin duda es mi álbum de hardcore favorito. La ejecución musical es buena, al igual que la producción, y es bastante inventivo para ser un disco que casi no se aleja de las convenciones del género. Pero la letra es lo que realmente me agarró cuando primero lo escuché y no me ha soltado en siete años; sin ella, quizás la música no me impresionaría tanto (aunque también debo decir que sin la música, la letra no tendría el impacto que tiene). Fundamentalmente It All Comes Down to This es un álbum de amor y de cuidado, lo cual me parece especialmente hermoso porque la ternura expresada a lo largo del disco es de hombres hacia otros hombres. Si incluso ahora el cuidado entre hombres sigue sin ser la norma, imagínense hace veinte años, en una comunidad tan híper-masculina como el hardcore. ¿Había camaradería en la escena? Claro que sí, la unión y la lealtad dentro de la comunidad son de los pilares del hardcore. ¿Pero se habrá hablado de amor al referirse a esa hermandad? ¿Se habrá expresado con ternura? No lo creo; por lo menos puedo decir con certeza que no era la norma. Así que es realmente impactante cuando te encuentras con un disco de hardcore cuyo centro y fuente motriz sea el amor. Parece casi paradójico, expresar ternura a través de un medio dan inherentemente agresivo, tan abrasivo; a través de guitarras distorsionadas, ritmos aplastantes y alaridos espantosos.

Quizás estoy imaginándome las cosas que quiero ver; quizás estoy extrapolando mi conclusión de unas cuantas piezas al todo. Pero realmente creo que el amor es lo que hace tan dolorosa la traición que tanto frustra a Aaron Bedard en “Fuck What You Heard”; o que el cuidado es lo que lo lleva a señalar la hipocresía de sus compañeros en “The Paint Chips Away”, la cual termina preguntándoles “Are you really here to help?”; o que la ternura está al centro de “Can We Start Again”, en la que le implora a la comunidad que dejen atrás sus pequeñas diferencias y regresen a ser un refugio, como lo fueron para Bedard a los 15. En esos momentos dudo momentáneamente respecto a mi interpretación, pero luego escucho “Place in the Sun”, “Struck Down by Me” o la verdaderamente hermosa “My Cross to Bear” (la única canción que me da escalofríos cada vez que la escucho) y mi convicción regresa. También considero que el folleto de letras —posiblemente mi favorito de todos los que he visto— me respalda: las fotos de Requiem: By the photographers who died in Vietnam and Indochina no sólo condenan a la guerra, sino que muestran el dolor de la pérdida y el amor fraternal.

Tal vez les he convencido, aunque tal vez no. Igual y quieran escuchar el disco ustedes, a ver qué opinan al respecto. En cualquier caso, adjunto fotos del increíble folleto, diseñado por Jacob Bannon, vocalista de Converge, y les dejo con mi último pedazo de evidencia respecto al amor, el cuidado y la ternura (mis temas favoritos de los que estoy seguro ya se hartaron) expresados en It All Comes Down to This, un breve escrito por Nick Brannigan, el entonces baterista de la banda, que aparece en la última página del folleto:

Seven boys thick...have never known sky like this...smiles so rich

Leaned over and kiss your sweaty, sleeping head - I hope we miss

This seven days in - already crazy

Plastic rest stop chair not enough for this ruined back

Trying to remember where my home is

because I’ve kept my life in a bag for a month and a half

and I faint at the thought of going back

So much work yet better than working

and walking on cracks could still break your mothers [sic] back

even five thousand miles away

Seven boys thick and I love all six… As we wait to break our fists

on a new day… We hug and kiss


(Siete muchachos...nunca han conocido un cielo como éste...sonrisas tan vivas Me incliné y beso tu cabeza durmiente sudada - Espero que extrañemos esto

A los siete días - locos ya

La silla de plástico en la parada de descanso no la hace para esta espalda arruinada

Intentando recordar dónde es mi hogar porque he guardado mi vida en una bolsa por mes y medio

y la idea de regresar me hace desvanecerme

Tanto trabajo pero mucho mejor que trabajar

y pisar una grieta en la banqueta aún puede romperle la espalda a tu mamá

incluso a cinco mil millas de distancia

Siete muchachos y amo a los seis… Mientras esperamos romper nuestros puños

en un día nuevo… nos abrazamos y besamos)









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