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Midnights - Taylor Swift


Una vez despiertxs, con el sueño espantado, difícilmente nos volvemos a dormir cuando el reloj marca la medianoche: es el tiempo perfecto para encontrarnos a nosotrxs mismxs, aunque no siempre nos guste lo que vemos dentro. En el limbo entre ayer y hoy, hoy y mañana, somos aventadxs al azar de nuestro pasado y futuro: errores, ansiedades, horrores, fantasmas, demonios, memorias, anhelos, amores y deseos, que en conjunto forman nuestro presente incesantemente avanzando.

Midnights toma todo ese bagaje emocional y las incertidumbres que trae consigo el enfrentamiento con el presente que propicia la medianoche, y lo convierte en trece canciones las cuales, conceptualmente, nos dan un viaje por las trasnochadas de la vida de su creadora. Si bien las revelaciones que el álbum pone a vista de todxs pueden ser ya obviedades para algunxs —elementos clave de la narrativa mediática de la cantautora— impacta la capacidad de Swift, mediante un acercamiento directo a sus situaciones personales, de reflejar en ella misma circunstancias adaptables a cualquier experiencia. Y es que esa es la magia persistente en la discografía de Taylor Swift.

Aunque algunxs fans esperaban otra reinvención sonora, como la que ocurrió cuando Swift le dio las riendas de la producción Aaron Dessner de The National en folklore y evermore (ambos 2020), Midnights representa un regreso a un pop explícitamente tal de la mano de Jack Antonoff. Mientras que en proyectos pasados la participación de Antonoff se había limitado sólo a algunas canciones, en Midnights tiene el papel de productor principal —incluso compuso 11 de los 13 tracks junto con Taylor—: no sólo planta en las canciones sus elementos comunes de producción sino que le da un giro a las expectativas con instrumentalizaciones un tanto minimalistas y cargadas de sintetizadores sutiles.

Gracias a esto, el álbum rompe con los esquemas del pop actual sin temer a mostrar la línea que viene siguiendo, pues la dupla Swift-Antonoff reúne en un sólo material las partes que hicieron tan especiales los álbumes pop de la cantante: la energía de 1989 (2014), un poco de las vibras contestatarias de reputation (2017) y el amor que es tan grande que, a veces te hace dudar de ti misma en Lover (2019). Además, la experiencia lírica de folklore (2020) y evermore (2020), que no termina de estar reflejada aquí pero deja una marca en el proceso, le agrega un sentido de anhelo y melancolía a todo el álbum. Midnights nos da un pop diferente, fuera de los estándares actuales, listo para ser acogido por todxs a través de las letras que acompaña.

Canciones como “Anti-Hero”, “Midnight Rain” y “Question…?” nos reciben como reflejos del error, con los miedos y dudas que éste provoca a partir del odio a unx mismx, pero subvierten la espera de momentos desgarradores con quizá las formas de pop más disfrutables en todo el álbum. “Snow in the Beach”, adornada inútilmente con indistinguibles coros por Lana Del Rey, junto a “Labyrinth” y “Sweet Nothing”, se vuelven las partes más tranquilas del álbum, permitiendo que las reflexiones profundas que emanan, complejizando el enamoramiento, sean digeridas de forma efectiva.

El cierre de Midnights, “Mastermind”, y el siempre esperado track five, por su histórica intensidad emocional en cada álbum, que en este caso es “You’re on Your Own, Kid”, se trazan como las confesiones más puras:En “Mastermind”, Swift revela las tácticas personales que implementa para protegerse de su tortuoso pasado amoroso, por otro lado, “You’re on You Own, Kid”, repite el recurso del puente sin fin que utilizó tanto en folklore para crear una ansiedad en crescendo que revela las inseguridades ante las cuales aun hoy debe protegerse. Con referencias al distanciamiento del pasado, los miedos del futuro y la persistencia de la memoria, las dos canciones se conectan para crear unos de los momentos más transversales en el álbum porque, en dado momento, todxs nos hemos sentido así.

Por su parte, el inicio del álbum, con “Lavender Haze” y “Maroon”, desmiente las intenciones del álbum, ya que parecen no alejarse demasiado de sonoridades ya exploradas en trabajos como reputation o Lover, así como de las construcciones líricas de aquellos álbumes, lo cual genera una introducción algo débil al resto proyecto. De la misma manera, “Bejeweled” y “Karma”, a pesar de ser, sin mayor pretensión, excelencias en su género músical, llegan a sentirse como descartes de las sesiones de grabación de esos álbumes, de los menos impresionantes de la tetralogía pop de Taylor Swift. No comparten del todo la complejidad lírica de otros momentos del álbum al optar por narraciones muy directas y figuras retóricas que no se sienten frescas en el contexto pop de la cantante.

Lo mismo ocurre con “Vigilante Shit”, que hubiera encajado mejor en reputation, pero la diferencia recae en que, desde la letra, Swift finalmente consigue consolidar su perseguido himno feminista, un concepto que surgió con “I Did Something Bad” (reputation) y siguió transformándose en “no body, no crime”. No es un problema que Swift trate sus circunstancias de millonaria en las letras de estas canciones sino las repetidas veces que lo ha hecho sin verdaderamente hacer cambios sustanciales en cómo representa sus fantasías. Lo bueno es que estas partes de Midnights no se comen el resto del álbum y son fácilmente intercambiables en la escucha por otras canciones, considerando también las ocho extra esparcidas en ediciones especiales.

A través de las trece canciones del álbum Swift afirma su hipótesis conceptual que se vuelve resultado de alcanzar sus magnum opus con sus álbumes de 2020 pero también de literalmente reencontrarse con ella misma durante el todavía inconcluso proceso de regrabación de sus primeros seis álbumes. Midnights concluye a la perfección cuatro años de introspección que, a pesar de no ser originalmente tan extenso como sus álbumes pasados, nos deja mucho por oír para cuando la noche nos obliga a mirarnos, no cómo fuimos, ni cómo seremos, sino cómo somos en este preciso y cambiante momento.


Canciones favoritas: “Anti-Hero”, “You’re on Your Own, Kid”, “Labyrinth”, “Mastermind”

Menos disfrutadas: “Lavander Haze”, “Karma”, “Vigilante Shit”

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