Daniel Rossen - You Belong There
Daniel Rossen, frontman de Grizzly Bear, regresa nuevamente como solista con You Belong There. El álbum explora ricas atmósferas instrumentales, siempre guiadas por sus característicos arpegios en la guitarra y acompañado por su voz, siempre tan ligera y apacible.
El compositor y multiinstrumentista ha conformado un estilo particular con su guitarra de doce cuerdas, manteniendo un estrecho vínculo con las percusiones, siempre en movimiento y en continua evolución. Por otro lado, las melodías a través de su voz conservan un carácter etéreo e hipnótico, que provocan al escucha buena sensación. Particularmente, en el nuevo álbum explora sus posibilidades con el piano –en el caso de “Tangle”– y diversos instrumentos de viento – como en “Celia” –. En esta entrega demuestra una faceta más experimental y libre que su anterior trabajo individual.
Rossen tiene la gran capacidad de crear un espacio sumamente cálido y místico con pocos elementos sonoros, lo cual considero una enorme habilidad. Muchos momentos del disco evocan a Grizzly Bear y Department of Eagles, probando la gigante presencia que tiene el compositor en ambos grupos. Destacan dentro de estos diez tracks: “Unpeopled Space” y “Repeat The Pattern”. —Bernardo Castro
Let’s Eat Grandma - Two Ribbons
Let’s Eat Grandma es un grupo británico formado en 2013 por Rosa Walton y Jenny Hollingworth, amigas desde la infancia. Su simpático nombre deriva de un chiste de puntuación y como la ausencia de una coma puede cambiar el significado de una oración por completo; una broma entre amigas. Así mismo se siente toda su discografía, como una conversación íntima entre dos amigas de toda la vida.
Después de pasar tanto tiempo juntxs, a veces las amistades se comienzan a mimetizar, hasta que no sabes dónde termina una persona y dónde empieza la otra. El debut del dúo (Gemini, 2016) hace alusión a ese aspecto de su relación, como si fueran gemelas. Es un reflejo de su intensa amistad y cercanía, temática que también definió su segundo disco, I’m All Ears (2018). El nuevo álbum de la banda, Two Ribbons, funciona como una suerte de opuesto complementario a sus primeros dos, ya que continúa con el estilo de sludge-pop experimental que afirman haber inventado (de la mano de SOPHIE, quien produjo I’m All Ears) pero introduce un sonido más maduro y personal que refleja cambios drásticos que pasaron en sus vidas. Las muertes de la pareja de Jenny, hace tres años, y SOPHIE, en enero del 2021, obligaron al par a enfrentarse a la pérdida. Estos duelos, junto con los cambios drásticos provocados por la pandemia, las llevó a un inevitable punto de transformación: toda la dinámica entre ellas cambió (“We’re changing, like two ribbons, still woven, although we’re fraying”).
Anteriormente, Rosa y Jenny se habían casi fusionado en una misma persona, sentían que se podían comunicar por telepatía y terminar las oraciones la una de la otra, pero el dolor y retos de los últimos años crearon un gran abismo entre ellas. Two Ribbons no sólo significó encontrar un nuevo sonido, sino que fue en proceso mediante el cuál enmendaron su amistad. A diferencia de su música del pasado, comenzaron a escribir canciones por separado; leer acerca de cómo se habían lastimado mutuamente fue extremadamente doloroso pero sanador. En Two Ribbons pasan de ser una a ser dos, y sus canciones contienen dos perspectivas muy íntimas y desgarradoras de lo que vivieron en estos últimos años. Es un álbum sumamente personal, en el cuál cada canción puede leerse como diálogos o cartas de la una a la otra: “And I wanna find the answer, I just want to be your best friend / Just like it always was”. —Perla Sánchez
The Regrettes - Further Joy
Hace algunos años, The Regrettes me sorprendió con su álbum debut: mezclas de punk a la Riot Grrrl y un rockabilly que canaliza los primeros trabajos de los Beach Boys me volvieron unx fan de inmediato. Aunque no sentí lo mismo con su siguiente álbum, por perder sus sensibilidades punk, este abril llegaron con Further Joy, la enajenación total del sonido con el que se presentaron al mundo que dio lugar a que la propuesta se volviera más interesante.
El tercer álbum de la banda es una carta de amor al amor en sí mismo, lleno de melodías pop pegadizas, construidas a la antigüita pero con una buena producción actual. The Regrettes hace una progresión natural a su sonido que viene anunciándose desde hace tiempo, con letras que se sienten menos melosas que antes pero igual de enamoradizas; “Subtleties (Never Giving Up On You)”, “Homesick”, “Nowhere” y “Barely On My Mind” son momentos destacables.
Lamentablemente Further Joy no va a ser un proyecto para todxs, incluso previos fans de la banda. Mientras para algunxs las canciones pueden llegar a sentirse repetitivas, otrxs podrán pensar que, por la clara introspección lírica y la portada donde impera la presencia de Lydia Night, el álbum se vuelve individualista. Sin embargo, aun faltando la energía Riot Grrrl que caracterizaba a la banda, es un buen punto de partida hacia algo nuevo en un momento en la música donde el pop está en todas partes y parece no tener una identidad tan asegurada como hace una década. —Er Yáñez
Toro y Moi - MAHAL
El queridísimo Toro y Moi (Chaz Bundick) vuelve, después de tres años, con un conjunto exquisito de ritmos, melodías y experimentos musicales. Mahal, que en tagalo significa “amor”, sin duda hace justicia a su nombre. Cada una de las canciones de MAHAL transmiten el sumo cuidado con el que fueron compuestas, grabadas y producidas. Las colaboraciones con Unknown Mortal Orchestra y Sofie Royer son pequeñas joyas que no hay que pasar por alto.
Sin embargo, otro aspecto destacable del álbum es que no hay una línea musical clara; cada pista es distinta a las demás, lo que hace de MAHAL una montaña rusa de incertidumbre. Tras un par de canciones, entendí que no podría anticipar qué vendría después. Supuse que sería mejor dejarme llevar y recibir las sorpresas con los oídos bien abiertos. ¿Qué no es así el amor? —Ricardo Roa
Undeath - It’s Time… to Rise From the Grave
A pesar de mi creciente interés por vertientes del metal más pesadas, insólitas y brutales, el death metal clásico parecía siempre estar fuera del alcance de mi apreciación: gozar de la combinación de death grunts (el estilo gutural usualmente grave que caracteriza el género), letra extremadamente macabra y la ausencia casi total de elementos melódicos, todavía me parecía imposible. Pero entre las tumbas de un cementerio infestado por muertos vivientes, Undeath me conquistó con It’s Time… to Rise From the Dead.
Por lo menos en esta fase de su carrera, la música de Undeath consiste en esos pocos ingredientes y ya, pero la magia que me convirtió a su causa yace en cómo los utilizan. El quinteto despoja el misticismo oscuro y alienante que suele caracterizar al death —al metal extremo en general— de su práctica musical, fomentan una versión del death metal clásico que se adhiere a las características fundamentales del género pero que también emana de forma intensa un sentimiento de diversión inconfundible.
A pesar de tratar sobre desmembramiento, rituales impíos y la creación de un ejército de zombies mecánicos, los riffs, grooves y coros asquerosos y apabullantes del álbum son tan pegajosos como las mejores canciones de pop. Del enorme coro del primer sencillo “Rise From the Dead” a la simple cadencia de la voz en los versos de “Fiend for Corpses” (“I eat / their meat / fiend for / corpses”), cada canción está repleta de momentos tarareables; incluso pasé una noche entera alternando entre el coro de “La Fama” de Rosalía y la sección introductoria de “Necrobionics”. Aunque las canciones carecen de variedad estructural y para el final del álbum la intensa agresión incesante llega a ser cansada, It’s Time… to Rise From the Grave es un regalo para lxs amantes del metal, nítido en su ejecución, desenfrenado en su brutalidad, espantoso en sus letras y absolutamente encantador en su capacidad para ser divertido. —Mathias Ball Escamilla
Comments