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Post mortem

¿Existe un mayor detonante de creatividad que el amor o la muerte? Aquellos son sentimientos siempre latentes en nuestros corazones que cuando se intensifican muchas veces salen en forma de cartas, dibujos o incluso canciones o piezas completas. Todos conocemos alguna canción que el compositor le haya dedicado a alguien tras su muerte. Sin embargo, en mi caso ha habido dos obras que me han afectado particularmente; no sé si esto dependió de la situación emocional en la que me encontraba, el contexto en el que las escuché, las historias realmente trágicas detrás de ellas o algo más, pero son de las que hoy me gustaría hablar.

Primero, el álbum de Mount Eerie, A Crow Looked at Me. Tras el estreno de dos canciones como sencillos (“Real Death” y “Ravens”), finalmente el álbum completo se estrena en marzo del 2017; éste incluye once canciones que giran en torno a la trágica muerte de la esposa del cantante y compositor (Phil Elverum), Geneviève Castrée —que también era música e ilustradora— apenas unos meses antes. Son como cartas o entradas de un diario que él le escribe a ella sobre cómo fue lidiando con su ausencia con el paso del tiempo, y en este caso la emocionalidad viene principalmente de las letras, ya que el acompañamiento es bastante sencillo; en momentos incluso parece ser nada más el acompañamiento musical de un texto recitado.

La segunda obra es la Sinfonía no. 3 de James Barnes para banda sinfónica, titulada “La Trágica”, que en este caso escribe en 1997 para su hija Natalie, también fallecida. Ésta, en comparación con la anterior, no contiene letras (aunque sí retoma temas de un coral), pero los cuatro movimientos están cargados de tanto sentimiento y contraste entre ellos que realmente logran reflejar las fases por las que Barnes fue pasando a lo largo de su composición. Además, creo que una parte que influyó en el impacto que tuvo en mí esta obra fue que la toqué con la banda de mi escuela, y realmente es muy disfrutable.

A continuación haré una breve descripción de las 5 etapas más generales del luto en paralelo con las 11 canciones de A Crow Looked at Me y los 4 movimientos de la sinfonía. Cabe aclarar que no soy psicóloga ni tanatóloga ni nada por el estilo, ésta es simplemente una interpretación que decidí darles a las obras a partir de su contexto emocional, basada en las letras y música.


Negación-ira

En el caso del álbum de Mount Eerie, creo que las canciones no necesariamente siguen el orden de las etapas, ya que lógicamente el cerebro no funciona de manera tan ordenada, y al pasar de una fase a otra puede haber regresos a la anterior. Empecemos, por lo tanto, por la tercera canción y después por la segunda: “Ravens” y “Seaweed”. En “Ravens”, Elverum batalla con la aceptación de la muerte de su esposa, al descubrirse a sí mismo pensando en dónde estará y cuándo regresará:


And I'm left living like this

Crying on the logging roads with your ashes in a jar

Thinking about the things I'll tell you

When you get back from wherever it is that you've gone

But then I remember death is real


But here is where I came to grieve

To dive into it with you With your absence

But I keep picking you berries


Después, “Seaweed” continúa en el ensimismamiento del cantante, encerrado en los recuerdos y no pudiendo avanzar al preguntarse dónde estará ella ahora, si va a regresar, cómo podrá seguir adelante:


And now I stand untethered

In a field full of wild foxgloves

Wondering if you're there

Or if a flower means anything

And what could anything mean

In this crushing absurdity


Regresemos ahora a la primera canción, “Real Death”, donde Elverum hace una reflexión alrededor de cómo todo deja de tener sentido cuando la muerte realmente llega, cómo —paradójicamente— la romantización de ésta se vuelve absurda:


Someone's there and then they're not

And it's not for singing about

It's not for making into art

When real death enters the house, all poetry is dumb


Cambiemos ahora de obra, al primer movimiento de la sinfonía, “Lento”. Comienza con un severo solo de tuba con intervenciones de un patrón rítmico repetido por los timbales, al que luego se le une el corno inglés con una melodía muy parecida a la anterior, pero el timbre del instrumento le da un tono más melancólico y a la vez oscuro. Poco a poco se va incorporando el resto de la agrupación con una especie de fragmentación de esta melodía, que a la vez va subiendo de volumen e intensidad.

Durante el resto del movimiento vamos escuchando este mismo tema en distintas secciones con muchas subidas y bajadas de intensidad. En medio de todo este embrollo hay una corta intervención de un solo de flauta muy melancólico, que remite al llanto, con intervenciones de acordes muy disonantes en los metales, lo cual en conjunto da una sensación de tristeza al punto de la desesperación. Sin embargo, este momento se corta con una explosión de sonido y mucho movimiento en todas las secciones; pronto vuelve a sonar el tema, que va variándose y expandiéndose hasta llegar a un final ciertamente misterioso, de nuevo con un acorde que se queda vibrando en el aire.


Negociación

Finalmente llegamos a otoño con “Forest Fire” y, aunque el cantante continúa perdido en sus recuerdos, extrañando y anhelando un regreso imposible, comienza a mostrar una cierta aceptación y un dejar ir de las cosas:


I had to close the windows and doors without you coming through

I kept them open for as long as I could

But the baby got cold

But when I am kneeling in the heat

Throwing out your underwear

The devastation is not natural or good

You do belong here

I reject nature, I disagree


En “Swims”, lo primero que salta al oído es el acompañamiento y la melodía en sí, que por primera vez reflejan una cierta serenidad e incluso ternura. La letra comienza, de nuevo, hablando del recuerdo de la esposa en sus últimos meses y el conflicto que sigue habiendo entre él y la casa, los cuartos, etc. Sin embargo, al final menciona un diálogo entre él y su hija:


Today our daughter asked me if mama swims

I told her, "Yes, she does

And that's probably all she does now"

What was you is now borne across waves

Evaporating


De regreso a la sinfonía, el segundo movimiento “Scherzo” tiene un ritmo marcial y hasta juguetón. Consiste básicamente en una serie de varios temas bastante enmarañados que en la mayoría de los casos son diálogos entre dos melodías que suenan en distintas secciones de instrumentos, en general muy cargados de percusiones y metales, y casi siempre con un acompañamiento de las tesituras más bajas. Comienza con un carácter más brillante y hasta alegre, pero hacia el final toma un tono más oscuro tras la reexposición al tema inicial.

Este movimiento a mi parecer refleja hasta cierto punto la pérdida de cordura al pasar por un momento tan difícil, e incluso, haciendo referencia a A Crow Looked at Me, lo absurdo que se vuelve todo alrededor; sin embargo, por otro lado también el carácter marcial demuestra una especie de resiliencia y de motivación para seguir adelante.


Depresión

En “My Chasm” el autor parece finalmente regresar a la realidad y comienza a asimilar su dificultad para dejar ir; se pregunta por cuánto tiempo seguirá así, o si la gente se da cuenta de esto:


The loss in my life is a chasm I take into town

And I don't wanna close it

Look at me

Death is real

Además, aquí cabe resaltar que vuelve a usar la frase “Death is real” como un ancla para mantenerse asido a la realidad.

Nos saltaremos una canción —regresaremos a ella después— y estamos entonces con “Emptiness, Pt. 2”. Aquí el cantante, ya instalado en la realidad actual, se rehúsa a terminar de superar el duelo; quiere regresar al pasado y seguir como estaba:

I would like to forget and go back into imagining

That snow shining permanently

Alone could say something to me true and comforting


De nuevo saltamos una canción y llegamos a “Soria Moria”, donde revive momentos de su infancia y recuerda una pintura con el título de la canción, que retrata a un niño mirando las tinieblas de un cañón. Termina haciendo la analogía:

I have not stopped looking across the water

From the few difficult spots where you can see

That the distance from this haunted house where I lived

To Soria Moria is a real traversable space

I'm an arrow now

Mid-air


Sin dudas puedo afirmar que el tercer movimiento de la sinfonía, “Mesto (For Natalie)”, es una de las obras más bellas y cargadas de emoción que he tocado en toda mi carrera. Todo él es como una canción de cuna. Es demasiado íntimo, es el epítome de la tristeza y la nostalgia, de la asimilación de la muerte como algo terrible y a la vez bellísimo; el recuerdo de una infancia arrebatada. Sólo no lloré al tocarla porque pues no.

Comienza con una linda melodía entre el arpa y las percusiones que remite a una cajita musical; luego se le une una melodía entre oboe y corno inglés, y al terminar este tema entra un solo de saxofón (aunque hay una versión donde el solo lo tiene el cello y a mi parecer suena más bonito). A esto le sigue una especie de coral entre todo el ensamble en un contrapunto extremadamente melancólico, pero de esas melodías que te hacen llorar y sonreír al mismo tiempo. A la mitad de esto, antes de la reexposición que seguirá el mismo carácter —aunque con un tono más alegre— y clímax, hay dos corales preciosos, primero entre oboe y corno inglés y luego entre saxofones, que se retomarán una vez más al final del movimiento.


Aceptación

Como mencioné antes, aquí regresamos un par de canciones antes de llegar a la última, ya que, a mi parecer, comenzaba a haber evidencias de una cierta aceptación que, sin embargo, constantemente regresaba a la depresión. En “When I Take Out the Garbage at Night”, como el título lo describe, Elverum hace una reflexión a partir de los pensamientos que surgen cuando sale a sacar la basura: se siente solo (“I'm not with you then exactly / I'm with the universe”) pero a la vez sabe que tiene que seguir adelante:

And the dark rectangle glares your face

All of our moments condensed into a thunderclap

When I take out the garbage at night

And then have to go back in and live on

Luego en “Toothbrush/Trash” el autor se da cuenta, no sin una gran tristeza, de que la presencia de su esposa se va desintegrando cada vez más:


I can feel these memories escaping

Colonized by photos narrowed down and told my mind erasing

The echo of you in the house dies down


Finalmente, en la última canción, “Crow”, Elverum se encuentra en una excursión con su hija y, mientras se preocupa por la vida que le espera a la niña (“Sweet kid, what is this world we’re giving you? / Smoldering and fascist with no mother”) se da cuenta de que la presencia de su esposa seguirá siempre en la naturaleza que los rodea:


Sweet kid, we were watched and followed and I thought of Genevieve

Sweet kid, I heard you murmur in your sleep

"Crow, " you said, "Crow"

And I asked, "Are you dreaming about a crow?"

And there she was


El “Finale” de la sinfonía coincide con un suceso que regresa el optimismo a la vida de Barnes: el nacimiento de su nuevo hijo, Bill. Por lo tanto, es un movimiento muy contrastante al resto de la obra (especialmente con el anterior), y funciona perfectamente para cerrar (la obra y muy probablemente el luto).

Es un movimiento muy cargado de intensidad y sonido, sin un solo momento de oscuridad, que a mi parecer explota con gran maestría la sonoridad de una banda sinfónica. Comienza presentando un tema que escuchamos primero en los metales, pero que se mantendrá presente todo el tiempo pasando por prácticamente todas las secciones de tesitura media a aguda. Éste se va transformando, cambiando intensidades y texturas hasta llegar al punto de relajación, que consiste en la presentación de un nuevo tema, primero en maderas, luego en metales y luego en un diálogo entre dos familias; este tema es tomado del himno luterano "I Am Jesus' Little Lamb", que fue el que se tocó en el entierro de la pequeña Natalie.

Después de esto se regresa al carácter y tema inicial, que continúa escalando hasta llegar al final climático en el que se presentan los dos temas en conjunto con mucha energía y solemnidad, como haciendo un reconocimiento de todos los momentos y sentimientos pasados, que al final sólo en conjunto pudieron haber generado esta obra.



Creo que todos alguna vez nos hemos preguntado para qué sirve la música; en mi caso, he encontrado la respuesta en este tipo de obras (entre tantas otras). Aquí, no sólo los compositores encuentran la tranquilidad al poder sacar toda su angustia en forma de música, sino que además la comparten con nosotros, y nosotros a su vez logramos percibir toda esa emocionalidad, generar una empatía casi involuntaria, y tal vez derramar alguna lágrima que hayamos tenido atorada en el pecho.



Fuentes consultadas:

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