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Nuestros álbumes favoritos del 2022

Desde hace tres años, hemos publicado una lista retrospectiva de nuestros álbumes favoritos del año en curso. Cuando creamos esa primera lista anual en el 2020, Revista Cluster consistía de 5 personas; ahora, a finales del 2022, somos un equipo de 20 apasionadxs de la música. Como consecuencia, nuestras listas anuales no sólo han incrementado en tamaño —pasamos de 25 a 48 a 52 álbumes— sino también en la gama de gustos, estilos, géneros y propuestas que éstas abarcan. En esta edición, nos propusimos ser más minuciosxs en nuestra búsqueda por música nueva; buscar en lugares recónditos y no sólo nuestros espacios seguros; permanecer siempre abiertxs a las posibilidades. El 2022 nos obsequió una cornucopia de álbumes idóneos para esta encomienda.

Hace dos años, el tema principal fue el encierro y cómo lidiamos con él; el 2021 nos vio iniciar un proceso de recuperación y reinserción social; en el 2022, fue inevitable percibir un sentimiento comunitario, así como una muestra poderosa de agencia al retomar lo propio; desde la pista del baile hasta el moshpit, la música fue uno de los frentes en los que se recuperó territorio, no sólo de los peligros del COVID, sino de fuerzas opresoras que quisieran volver a doblegarnos. A lo largo y ancho del mundo, por medio de toda clase de estilos y géneros, lxs artistas que incluimos en nuestra lista forjaron álbumes que nos recordaron el poder y las posibilidades de la música.



Marchita // Silvana Estrada

Silvana Estrada es la prueba viviente de que la poesía y la voz convergen en una sola polifonía esencial. Este 2022, salió a la luz su primer álbum en solitario, Marchita, en el cual la artista no temió abrir su pecho y garganta para dejarnos escuchar hasta el latido más profundo de sus cuerdas y pensamientos. La cantautora presenta ante nosotrxs un viaje panorámico de diez canciones que podrían ser mil, las cuales son individualmente perfectas sin dejar de estar ligadas en una misma línea poética: la de la voz que revoluciona.

Marchita, si bien parece ser una antología autobiográfica, es también una invitación en la cual la armonía se separa de la intérprete para volvernos un total común, a partir de lo cual comprendemos que todxs somos Silvana, que lo hemos sido, o que seremos esa voz que con desgarro nos brinda calma. Se podría decir que Silvana nunca le ha temido a enfrentarse a sí misma, y que su obra es un espejo ─y también un laberinto─, en el cual podemos verla y reflejarnos; encontrarla y encontrarnos. Es, sin duda, un disco que, como montaña rusa, nos recuerda la intención primaria de la obra: dejar de temerle a nuestros adentros. Sin más que decir, me gustaría agradecer a la artista por componer este viaje, y abrazarla tras la pérdida de Jorge y Andrés Tirado, que en paz descansen, porque ni la música ni la poesía descansarán hasta que se les haga justicia. #JusticiaParaAndrésYJorgeEmma Del Carmen


Bleed Out // The Mountain Goats

A finales del 2020, tras meses de encierro, John Darnielle encontró consuelo en las películas de acción de los 60, 70 y 80 que maratoneaba durante las noches. A lo largo de esas sesiones, aunque no lo supo de inmediato, también estaba encontrando la inspiración para el próximo álbum de The Mountain Goats. Tras reunirse en enero del 2021 con el resto de la banda y la productora Alicia Bognanno (mejor conocida por su trabajo musical bajo el pseudónimo Bully), forjaron su propia entrada en los anales de la acción. Bleed Out es un álbum de composiciones directas, arreglos simples, instrumentación tan básicamente rockera como posible y una mezcla que mantiene todo en un primer plano. No hay tiempo para rodeos ni detalles superfluos, necesitan llegar al grano —cut to the chase, como dirían en inglés—, al montaje de entrenamiento, la toma de rehenes, o, claro, la persecución automovilística. A lo largo de las 12 canciones del álbum, Darnielle toma en sus habilidosas manos los tropos del cine de acción y forja con empatía otra tanda de personajes entrañables en cuyas historias puede explorar las aflicciones humanas que más lo mueven: el deseo, la frustración, el miedo al cambio, el orgullo, la mortalidad y cómo la encaramos. —Mathias Ball Escamilla


The Forever Story // JID

Probablemente el mejor álbum de hip hop de 2022, The Forever Story es una experiencia inmersiva al brutal pasado de Destin Choice Route, que explora la hermandad, pobreza, violencia e identidad afroamericana a través de una producción estelar, lírica infalible y el flow más pesado de la costa este actual. Un ejemplo de narración abrumadora, explícita y puntual es “Raydar”, una de las múltiples canciones que cuenta con un switch up ‘duro’ (de verdad, no encuentro otra palabra), una mezcla inmaculada y una pregunta esencial para el álbum: “Are you entertained or are you concerned?” (¿Estás entretenidx o estás preocupadx?)

En términos de colaboraciones, todas las canciones permiten que luzcan lxs artistas con sus respectivos raps y coros. Esta lista ilustre incluye nombres como EARTHGANG, 21 Savage, Ari Lennox, Yasiin Bey y James Blake. Si no has escuchado, confía en que tienen partes increíbles, o en algunos casos, sobresalientes, como en el caso de Johnny Venus. No se puede hablar de las herramientas que hacen esta obra tan poderosa sin mencionar la influencia de la discografía del rey de la costa oeste: Kendrick Lamar. La estructura general del álbum, las temáticas, las grabaciones de las experiencias de good kid m.A.A.d city, están presentes en Forever Story, pero JID se encarga de hacerlo con un estilo propio. —Cris Aramayo


LP.8 // Kelly Lee Owens

Si con Inner Song la galesa Kelly Lee Owens demostró una habilidad particular para generar vínculos entre la complejidad académica de sus composiciones y el espíritu visceral de sus melodías vocales, lo que produjo un disco que bien podría haber servido como el primer paso a una visibilidad más pop, con LP.8 nos ha llevado a un lugar inesperado. En este álbum, que podría calificarse de frío y difícil, inspirado por su estancia en Oslo durante la pandemia, sobresalen composiciones angulares y profundas, acompañadas de unas letras cuya abstracción comunica sentimientos viscerales, en las fronteras entre el placer y la angustia, el miedo a la pérdida, el deseo y la incertidumbre: "You are the one that I'm waiting for" se repite en la soledad percusiva de "One", y se obliga a respirar entre los síncopes expansivos de "Anadlu". De alguna manera, LP.8 podría entenderse como el gemelo oscuro de Inner Song: un lugar en que la autora explora, sin concesiones, los aspectos más recónditos de su voz. Este es el tipo de discos necesarios para nuestro tiempo actual, de recuperación tras el trauma colectivo de 2020. —Cruz Flores




Waterslide, Diving Board, Ladder to the Sky // Porridge Radio

Mientras parece que el año musicalmente nos llevó a un espacio de reflexión más ameno o por lo menos más digerible, lxs británicxs Porridge Radio nos deleitan con desesperación, frustraciones, cinismo y dolor en el lienzo de un sonido emo reminiscente a 1990, con añadidos melódicos y armónicos por teclas de ensueño que actualizan un clásico; se saltan los clichés del sonido estadounidense, predominantemente masculino y cansado.

Desde el primer momento Waterslide, Diving Board, Ladder to the Sky es una oda a la desesperanza. El álbum pasa por esperar el rescate aún a conciencia de que no hay mejora; vivir en la incertidumbre que parece ser lo único certero; las incongruencias de la depresión; el dolor corporal del amor; querer el cambio pero no actuar para tenerlo; las formas en las que nuestros sentires atraviesan a lx otrx; nuestras peores cualidades; auto percepciones distorsionadas y hasta evitar vivir para evitar sufrir. Al resaltar la lírica repetitiva de Dana Margolin, Watersli se permite resonar con otras realidades de una forma genuina y vulnerable que valida una experiencia que, en tanto a veces parece única, también puede acompañarse, alejándose de la soledad que nos sepulcra. Esto demuestra que hasta en lo más solitario existe la posibilidad de apoyo y comunidad. —Er Yáñez


$oul $old $eparately // Freddie Gibbs

Este disco canaliza al conejo asesino en su clásico tenor gangsta (ahora como un veterano a estas alturas de su ya larga carrera) y nos ofrece otro álbum consistente sin ninguna mancha. Desde el principio y a lo largo del disco, Gibbs forja una imagen nítida de él en un lujoso complejo vacacional (llamado “The Triple $ Hotel”) acostado en un camastro, con lentes de sol, una copa de vino en la mano, sin playera, y con una bata carísima de Gucci. Esa imagen se mantiene a lo largo del disco, durante las transiciones entre canciones, con skits de llamadas a concierge y mensajes de voz de otros huéspedes del Triple $. En este disco, Gibbs nos demuestra que su voz rasposa, idónea para versos de rap, también funciona a la perfección en canciones con un sonido más cargado hacia el R&B. —Zahid Serrano


Being Funny in a Foreign Language // The 1975

The 1975 encontraron su sonido desde su primer álbum; casi una década después, siguen creando música que suena cohesiva con quienes son, sin dejar de sentirse auténtica y fresca. Being Funny in a Foreign Language es un proyecto honesto que no intenta ser algo nunca antes visto, pero busca mantener y pulir la esencia de lo que hace especial a esta banda de una manera más centrada y sobria, con el apoyo de la producción de Jack Antonoff. El álbum captura cachitos y momentos de cómo Matty Healy vive su realidad, de los excesos y el amor, mientras aborda temas sociales relevantes a la actualidad. Es bastante autobiográfico y autorreferencial, siempre con ese toque melancólico, teatral y humorístico tan representativo de The 1975. —Perla Sánchez


Diaspora Problems // SOUL GLO

Ha sido un año raro para SOUL GLO. El cuarteto oriundo de Pennsylvania enfrentó la mayor visibilidad que ha tenido con este disco, que concreta la energía juguetona de su hardcore mezclado con rap en un grupo de canciones intensas, apasionadas, mientras tensiones internas y señalamientos desafortunados acechaban a la rica escena del punk en su localidad. Su música está motivada por la energía del hardcore noventero, con clarísimas influencias de Bad Brains, y una energía frenética que no se detiene a lo largo del disco. Acompañando a la perfección la intensidad que mueve a Diaspora Problems están las letras de Pierce Jordan, que atienden la convulsa realidad del Estados Unidos contemporáneo con un sentido del humor acérbico y una furia razonada contra el racismo, la desigualdad y la violencia sistémica. Un álbum para salir a golpes contra el mundo. —Cruz Flores




Tableau // The Orielles

El cuarto y último álbum del trío The Orielles trae consigo un proyecto que utiliza elementos de la música electrónica en su vertiente más ambiental, el dream pop, el R&B e incluso sutiles notas de Krautrock, lo que da lugar a un sonido experimental que funciona de manera armoniosa. El carácter etéreo de las voces fusionadas con las guitarras reverberadas nos recuerdan a los elementos típicos del shoegaze y de la música ambiental, y éste es precisamente uno de los principales aspectos que distingue a Tableau de los trabajos anteriores de la banda, como Disco Volador. Esta mezcolanza de sonidos se presenta, no obstante, curada y ejecutada de manera cuidadosa. Este álbum es definitivamente imperdible para los fans de la música ambiental. —Ruth Calvo


¡Ay! // Lucrecia Dalt

¿Alguna vez te has imaginado cómo sonaría una adaptación de una novela de Jeff Vandermeer dirigida por Luis Buñuel en su etapa mexicana? Asumo que no, pero después de atravesar ¡Ay!, la épica retrofuturista de Lucrecia Dalt, la idea no suena tan extraña. Protagonizada por un ser informe que se encuentra en un mundo extraño que es el nuestro, y con la inclusión de temas ecopoéticos y biopunk con una facilidad que no creo haber visto en otro álbum en nuestro idioma, la escritura de este proyecto se acompaña de un enrarecimiento de la música de salón latinoamericana, para generar una de las experiencias sonoras más singulares del año. Si bien Dalt ha sabido entregarnos un buen balance entre lo orgánico y lo electrónico en el pasado, aquí la mezcla se hace necesaria para contar una historia, y cada elemento de la música se involucra en la narrativa para darle mayor profundidad: las imágenes que desata, de cuerpos encontrándose con lo desconocido que los transforma, se atan perfectamente con la popularización del fantástico latinoamericano en el mundo, y la vibra del disco (una especie de concierto de Pérez Prado en el cuarto rojo de Twin Peaks) no deja de ser fascinante. —Cruz Flores


Natural Brown Prom Queen // Sudan Archives

Este álbum lo escuché por primera vez un día mientras salía a correr y ese día logré mi mejor tiempo hasta el momento. ¿Coincidencia? No lo creo.

NBPQ es un álbum dedicado a mujeres y la comunidad afrodescendiente (lo cual no significa que otras personas no lo puedan disfrutar). De primera impresión podría parecer un disco típico del género urbano, pero muy pronto queda claro que es mucho más que eso. Sudan Archives es un proyecto con aspiraciones que trascienden lo musical, pero que se logran a través de la misma. La cantante y líder del proyecto, Brittney Denise Parks, tuvo una formación académica donde se especializó en “la negritud en el violín”, con particular atención en los proyectos de violinistas que retoman sonoridades de África. Ella misma aprendió a tocar el violín de manera autodidacta y, en conjunto con sus raíces sudanesas, crea sonidos que le dan a este álbum un tono muy distintivo de otros proyectos en estilos parecidos. En esta última publicación, se muestra una nueva faceta, muy contrastante a lo que antes habíamos escuchado de ella. Para Brittney, era importante mostrar su lado más fresco y relajado, una vez que ya había dado a conocer uno que hablaba desde la intimidad, seriedad e incluso lo académico. —Mariana Sánchez


And in the Darkness, Hearts Aglow // Weyes Blood

Con el lanzamiento de Titanic Rising (2019), el cuarto disco de su proyecto Weyes Blood, Natalie Mering pareció imponerse el reto casi imposible de darle seguimiento a un clásico. Al escuchar And in the Darkness, Hearts Aglow, queda claro que tomó esa presión con calma, porque las nuevas canciones brillan con una incandescencia que ahuyenta a los fantasmas. El núcleo del nuevo proyecto siguen siendo los arreglos primorosos, la instrumentación clásica con teclados vintage que crea un mood atemporal, así como la voz y las palabras cálidas de Mering. Sin embargo, mientras que Titanic Rising es un álbum sobre la introspección previa a la tormenta que acecha, en And in the Darkness, la oscuridad ya nos rodea, pero la luz de nuestros corazones nos permite abrirnos paso en el mundo a pesar de ella. —Mathias Ball Escamilla




EG2: Dowsing Voice // Emma Ruth Rundle

En un ejercicio de improvisación, similar a la primera entrega en esta serie de álbumes, Emma Ruth Rundle explora las posibilidades de su voz como instrumento a través de la creación de un lenguaje diferente, construído de cantos, gritos, gruñidos y gemidos acompañados de música un tanto minimalista y ambiental. La atmósfera en EG2: Dowsing Voice es, en parte, densa y, por otro lado, liberadora; en su flujo, el álbum diseña su propio proceso de inhalación-exhalación, transforma sus sensibilidades para permitir que se entremezclen con los entornos físicos que acompañan la escucha y retornen al interior. Sin embargo, también comprime las sensaciones provocadas de una manera casi claustrofóbica, hacia dentro, volviendo algunos momentos forzosamente incómodos.

Las características primitivas del álbum, en su búsqueda por representar la espiritualidad y lo divino de la naturaleza, crean una especie de ritual inmersivo que, en un amplio rango, va desde la abyección hasta la purificación, logrando un efecto un tanto transformador en quien escucha. Si bien podríamos pensar que lo primitivo nos enajena, parece que ERR consigue reconectarse y reconectar a lx escucha con su embrión. EG2: Dowsing Voice es un favorito porque traza un regreso al origen de lo humano como íntegro de la naturaleza que nos vuelve sensibles, aunque sea por un ratito. —Er Yáñez


WASTELAND // Brent Faiyaz

Brent Faiyaz sigue encontrando la grandeza en la sencillez. WASTELAND es una increíble adición a su creciente discografía. La producción, aunque más interesante que de costumbre, es igualmente ligera y deja espacio para las angelicales interpretaciones vocales de Brent y sus letras siempre tóxicas. Esta vez, Faiyaz adopta un enfoque más conceptual a través de skits muy bien interpretados, que ofrecen una narrativa a lo largo del tracklist. Estos skits, junto con los oscuros y atmosféricos instrumentales, hacen que este disco sea realmente cinematográfico. Este álbum no desaprovecha ni un sólo segundo de su duración. Con algunos viejos pero increíbles singles como "Dead Man Walking", "Gravity" —con Tyler, The Creator y DJ Dahi— y "Wasting Time" —con Drake y The Neptunes—, la lista de canciones está llena de joyas que hacen que el disco sea una experiencia increíble en todo momento. —Zahid Serrano


Multitude // Stromae

Casi 10 años después de sacudir al mundo con racine carrée, quizás la primera obra maestra del pop francófono del siglo XXI, Paul van Haver desempaquetó a su heterónimo para traernos otro álbum que se siente como un corte de caja de nuestro tiempo. La música, que toma elementos del afrobeat, del morna, del dance y de la chanson con una agilidad impresionante, conecta a la perfección con un contenido lírico que nos narra lo más profundo de la confesión, del miedo y de la esperanza. A pesar de la oscuridad en su obra (confiesa pensamientos suicidas, retrata el suplicio de los trabajadores de emergencia en la pandemia, y comunica sus propias angustias alrededor del dinero y la fama), Stromae entrega en Multitude un álbum luminoso y agitador: su energía desbordante, sus coros de gran complejidad melódica y sus ritmos diversos nos llevan a una gran celebración de la vida y de la música, una explosión amorosa que nos recuerda que todo lo que vivimos es importante, porque es nuestro. Después de Multitude, es fácil afirmar que Stromae es el artista más importante de la francofonía desde Jacques Brel y Serge Gainsbourg: un cantor total para nuestro mundo actual. —Cruz Flores


Lucifer on the Sofa // Spoon

Lucifer on the Sofa reluce dentro de los álbumes de 2022. Después de tres años de ausencia, Spoon regresa con una energía muy especial. Gracias al largo trabajo en posproducción tras la pandemia de 2020, se manufacturó con máximo cuidado y detalle. El nuevo álbum destaca debido a la simpleza con la que construyen su música; por medio de contagiosos ritmos y riffs, Spoon logra mantener el vigor en cada uno de sus tracks. Lucifer on the Sofa sostiene su ímpetu de inicio a fin con la característica voz rasposa de Britt Daniel, emparejado con deliciosos y memorables riffs. —Bernie González




Ants from Up There // Black Country, New Road

Tan sólo un ciclo le bastó a Black Country, New Road para demostrar que los halagos de la crítica por su disco debut no eran producto de la casualidad, sino de la creatividad, el dolor y el genio de siete ingleses. Ants from Up There apaga la pedalera del post-punk de su primer trabajo para exteriorizar un sonido más orgánico, menos digital, pero no por ello menos caótico. A lo largo de sus diez piezas, sacian una sed que alguna vez dependía del Funeral de Arcade Fire.

Pero la voz quebradiza de Isaac Wood no le canta sino a su propia generación, la que creció entre el desasosiego del sistema capitalista y nervioso. Una juventud repleta de lágrimas y carcomida por la incapacidad de avanzar hacia el futuro sin una mirada traicionera hacia el pasado. AFUT no pudo ser sino un incendio controlado. El último viaje del avión “Concorde” —canción tres—, el aferrarse a la memoria de alguien —”Good Will Hunting”— y un ruego al olvido —”Basketball Shoes”—. BCNR nace, muere y renace en este álbum. —Jesús Velázquez


Quality Over Opinion // Louis Cole

Aunque algunas personas dicen que siempre es lo mismo con Cole, yo más bien diría que es este tipo de artistas que han encontrado una sonoridad que los vuelvan inconfundibles y con quienes siempre tendrás garantía de calidad. En este nuevo disco, además, encontramos una nueva voz del artista y su agrupación (como siempre, acompañado de altísimo nivel); una voz más calmada y melosa, que, a la vez, resulta muy contrastante al aparecer junto a sus característicos sonidos con raíces en ritmos de funk y jazz. Éste es un álbum sumamente versátil que se puede escuchar en diversos contextos y de muchas maneras distintas; esta versatilidad viene, de nuevo, de la mano con la cantidad de influencias, sonoridades, ideas y géneros que se encuentran en un solo proyecto, que está, a la vez, tan bien consolidado que lo vuelve único en su estilo. —Mariana Sánchez


Classic Objects // Jenny Hval

La cantautora noruega vuelve a deleitarnos con su nuevo proyecto, que retoma su característico sonido experimental e integra géneros como el new age, bossa nova y la música electrónica. El sonido elegante y sofisticado con el que Jenny Hval distingue todos sus proyectos también se hace presente en esta última producción. No es una sorpresa que la temática de este disco sea abordada desde el feminismo y la exploración del cuerpo. No obstante, el toque distintivo de este proyecto específico recae en su carácter autobiográfico: Hval, a través de sus letras, relata y cuestiona su propia vida y experiencias incluso desde antes de nacer. La canción más distintiva de este álbum es “American Coffee”, donde Hval habla de su existencia desde la perspectiva de su madre, la filosofía y la violencia vivida a través del cuerpo. —Ruth Calvo


Hiss // Wormrot

El agua borbotea, una criatura oscura emerge y se abalanza sobre ti, sus ojos fijos en tu yugular. En manos de Wormrot, la música es un arma blanca, su propósito es hacer daño. En Hiss, su estilo particular de grindcore es más feral que nunca antes y también más refinado. A lo largo de 21 breves y explosivas canciones, el trío singapurense amplía los horizontes de su estilo particular de grindcore al implementar sonoridades de otros géneros (thrash metal, crust punk, death metal), incluir composiciones que cambian lo brutal por lo inquietante, así como utilizar el violín para crear los sonidos más retorcidos. Hiss es la obra maestra de Wormrot, un monumento no intencional pero inevitable a su genialidad creativa y técnica que concreta algo que nunca estuvo en duda: su estatus como gigantes de la música extrema. —Mathias Ball Escamilla




Música Moderna // Augusto Bracho

Augusto Bracho nos cautiva tras cada palabra y acorde que expresa. Con voz y guitarra, el cantautor venezolano nos llena de calidez, gracias a la enorme sensibilidad y a la bella manera de construir sus melodías, en conjunto con las letras que conectan a la audiencia con facilidad. El cantautor, además, absorbe múltiples sonoridades en la música latinoamericana y las plasma con sencillez utilizando su increíble voz, que nos recuerda a cantantes legendarios como Ibrahim Ferrer o Beny Moré. Música Moderna, por momentos, transmite nostalgia —de aquella que te invita a olvidar las penas con mezcal— y en ocasiones desborda energía gracias a los ritmos sincopados que nos recuerdan el baile, pachanga y la gozadera latina. Es un álbum digno de escuchar múltiples veces, con la gracia de encontrar en cada vuelta algún nuevo destello latino. —Bernie González


Heaven Come Crashing // Rachika Nayar

Rachika Nayar es una visionaria. Tan sólo un año después de desafiar los límites de la música guitarrística con un debut en el que tomó el instrumento y lo hizo evolucionar mediante el uso de secuenciadoras, la artista sonora de Brooklyn dio un giro total a su práctica artística e incursionó en la música electrónica para crear una obra de inigualable potencia cinematográfica. No hay personajes, ni diálogos, ni trama en Heaven Come Crashing, pero Nayar imbuye las composiciones del proyecto de una cualidad narrativa innegable gracias a su manejo de la textura y la progresión. Es música proteica que danza entre lo concreto y lo onírico, entre una inmutabilidad transitoria y la certeza constante del cambio, y en la cual es inevitable perderse. —Mathias Ball Escamilla


MOTOMAMI // Rosalía

MOTOMAMI es el diario de una artista en constante movimiento, una creación con beats híper agresivos y con pocas armonías vocales pero con un arsenal temático y musical extremadamente diverso. La portada del disco refleja perfecto el discurso: ella y su voz desnuda, con algunos elementos más en el fondo.

Pese a su origen europeo, la prodigio del flamenco español basa su sonido en gran medida en ritmos tradicionales latinos y del Caribe, como el reggaeton, la bachata, el dembow y la samba. La versatilidad de estilos desplegada es simplemente extraordinaria. Hay una belleza sonora auténtica con recursos e ideas a menudo radicales, que eleva cada género más allá de sus límites. Rosalía combina tantas de sus influencias artísticas como le es posible y se transforma canción tras canción. Logra ser coqueta y vanguardista en una y arrogante y absurda en otra, pero siempre con un sentido del humor e ironía. MOTOMAMI posee una energía celebrativa, juguetona e impulsiva. Al dejarse llevar por su apetito creativo, la cantante y compositora empuja, incansablemente, las temáticas, los sonidos y la estética; el resultado es un álbum implacable y trascendental de pop contemporáneo. —Samuel Sánchez


Gemini Rights // Steve Lacy

Anterior a este lanzamiento, el mundo escuchaba a Steve Lacy a través de unos audífonos de mala calidad o como un fantasma del otro lado de un velo —como también se apreciaba en su trabajo como productor (“PRIDE.” de Kendrick Lamar es un claro ejemplo). El gusto por oírlo en lo-fi quedó totalmente superado cuando su mente pudo correr libremente a través de un estudio plenamente armado. Gemin Rights tiene la capacidad de hacerte sentir bien por medio de sus sonoridades: como un verano caluroso, con patinetas, siestas al calor de un sol sonriente y mariposas en el estómago. Es inevitable que los brazos y manos tomen autonomía, pero el cerebro da un paso atrás. El segundo álbum de Lacy es un retrato tan realista como charliebrownesco de la ruptura amorosa, del alejarse y del inevitable “ojalá nunca te hubiera conocido” que todXs habremos de haber soltado en alguna ocasión. —Jesús Velázquez




Fossora // Björk

Escuchar Fossora te transporta a otro mundo, una dimensión fantástica y espiritual. La artista parte de una idea conceptual de Islandia, así como su fascinación por los hongos, su capacidad de surgir en todas partes y sus cualidades psicodélicas. El nombre del álbum es la palabra “excavadora” en latín, y en este proyecto Björk renace de la tierra: al enterrarse en sus raíces y encontrar la luz en la oscuridad, explora temas de su madre, la naturaleza, el amor y los ciclos de la vida. Esta temática se refleja en los sonidos que parecen emerger desde estas ciudades subterráneas y mágicas a las que Björk alude en su mushroom album. Su instrumentalización llena de texturas y profundidades te hace sentir parte de un sistema, en el cual te vas adentrando con maravilla mientras exploras las diferentes capas de su mundo. —Perla Sánchez


Please Have a Seat // NNAMDÏ

Siempre es refrescante recordar lo moldeable que puede ser el pop conforme más te alejas de las tendencias que suelen dominar la radio. En ese sentido, la música de NNAMDÏ se siente como fresca agua de coco en medio del Sahara. Please Have a Seat es una amalgama caótica de pop dulcísimo con elementos de rock, hip hop, pop punk y metal en la que siempre sale a relucir la soltura creativa del oriundo de Chicago, además de una energía juguetona envidiable. NNAMDÏ no rompe todas las fronteras con su música, pero sí rompe las necesarias para hacer hacer realidad su visión única. —Mathias Ball Escamilla


Ghost Song // Cécile McLorin Salvant

En mi opinión, Ghost Song es el mejor álbum del año, y probablemente es también mi favorito en mucho tiempo. Sostengo con firmeza que es una producción perfecta: una propuesta musical de gran complejidad que, sin embargo, se presenta a quien lo escuche de una manera tan clara y accesible que vuelve todo ese enredo algo muy digerible. Lo escuché por primera vez bastante temprano en el año, cuando Mathias me lo recomendó. Desde entonces, me ha acompañado en tantos momentos que conformaron el resto del 2022, y no me cabe duda de que lo seguirá haciendo.

En pocas palabras, Cécile logra mostrar la capacidad que existe de interactuar con quien escucha a través de un viaje de emociones, al contar muchas historias que funcionan como una sola. El manejo de voz de esta mujer es impresionante, con un rango de timbres que se pueden percibir a través de las canciones más tristes, íntimas e incluso divertidas; pero estos cambios no existen sólo gracias a esto. El orden de las canciones, la estructura de las mismas, las letras y las instrumentaciones están todas planeadas con suma elegancia y cuidado, y eso también es más que evidente. —Mariana Sánchez


Kumoyo Island // Kikagaku Moyo

Kumoyo Island es el álbum que cierra la historia de la banda Kikagaku Moyo. El conjunto japonés nos obsequia una mezcla de diversos sonidos perfectamente encadenados; entre guitarras y un sitar se concatenan ricos acordes. Su última entrega muestra el carácter sonoro que construyeron a lo largo de veinte años de carrera y amarra a la perfección un estilo que amalgama la psicodelia, el funk y el rock. A manera de caleidoscopio, el álbum demuestra en múltiples figuras y colores la unión del rock y el funk con destellos orientales. “Kikagaku Moyo” quiere decir ‘patrones geométricos’, y el conjunto japonés ha logrado honrar el nombre con tremendos paisajes y coloridas figuras musicales dispuestas a hipnotizarte. —Bernie González




Cool It Down // Yeah Yeah Yeahs

Yeah Yeah Yeahs se tomaron su tiempo para crear su quinto álbum: por el mayor tiempo, parecía que Mosquito (2013) sería el último lanzamiento de la banda neoyorquina, pero 9 años después nació Cool It Down. No hubo muchas prisas para crear este álbum y esa misma actitud relajada se ve reflejada en la música, ya que el ritmo es más lento de lo que acostumbraba la banda. Hay un gran enfoque en el minimalismo y la sinceridad, una evolución sonora que contrasta con el pasado de Yeah Yeah Yeahs. Es un proyecto que, con calma refleja la madurez y serenidad de la banda, pues aborda temas actuales, como el aislamiento, el amor, el medio ambiente y otras preocupaciones acerca del futuro. Cool It Down se pregunta acerca del impacto social de la música y mensajes que consideran urgentes reflexionar a través de sonidos cinemáticos y la voz melódica e imprescindible de Karen O. —Perla Sánchez


Melt My Eyez, See Your Future // Denzel Curry

El quinto álbum de Denzel Curry es una obra cohesiva de hip hop, pop y trap, con tintes de soul y drum and bass, que se concreta a través de una producción y fluidez distintiva. Se aprovecha de todas las ideas que propone, al introducir géneros y colaboraciones apropiadas para lo que quiere manifestar. En “Mental”, el hip hop y el neo soul nos llevan al punto medio entre lo reflexivo y lo bélico, componentes inherentes de cada género, lo cual se complementa con el spoken word de Saul Williams. “Zatoichi”, una fusión de hip hop y drum and bass, lleva una esperada esencia agresiva que despierta sensaciones viscerales y, ¿quién mejor que Tyron Kaymone (Slowthai) para lograr esto? MMESYF no solo tiene temazos individuales, sino que funciona como un conjunto; Curry encuentra un modus operandi que crea un cuerpo entero de música, con lo que alcanza un punto crítico en su carrera. —Cris Aramayo


RENAISSANCE // Beyoncé

El séptimo álbum de estudio de Beyoncé marca una clara transición desde los temas serios de sus anteriores trabajos y celebra a lxs menospreciadxs creadorxs de la música disco, el house y los sonidos funky, que suelen considerarse, incluso hoy en día, blancos. RENAISSANCE es bailable de arriba a abajo y está secuenciado de tal manera que cada tema prepara el siguiente, hasta el extático final. Mrs. Carter tiene una larga trayectoria como exponente y plataforma del arte negro y, al más puro estilo afrofuturista, Renaissance mira tanto hacia atrás como hacia delante, lo que lo convierte en una celebración colorista, eufórica y brillante de todo lo que ha pasado y lo que está por venir. —Zahid Serrano


NULL // KEN mode

Una banda de las características de KEN mode no debería tener tanto sentido del humor. NULL, su octavo disco, congrega claras influencias del noise y del hardcore en un post-metal denso, que queda perfectamente con las intervenciones de su nueva integrante, la multiinstrumentista Kathryn Kerr, y se dispersa en diálogos con influencias que van del mainstream de Pink Floyd o Porcupine Tree (con sus preocupaciones sobre la tecnología y el mundo digital) a las más oscuras, como el Swans de la primera etapa (letras obsesivas sobre el poder y el dinero) o el sludge radical de Siege. Hasta aquí, la enumeración de influencias resulta común y hasta evidente en un proyecto de música extrema, pero hay algo de soltura, de rechazo a la convicción de esa extrema seriedad, que hace este disco muy disfrutable: momentos zappianos en los que un jazz trastornado se infiltra entre riffs y paisajes densos, letras que se reconocen a sí mismas como exageradas, y una clara sensación de autorreferencia (esta es una banda que sabe perfectamente lo que está haciendo, está cómoda en su piel y sabe reírse de sí misma) acompaña a la banda canadiense. Pocas bandas de metal extremo han rechazado la creación de un mito propio en pos de una actitud más bien punk, de proximidad con su público, y me parece que este álbum transmite la energía de una banda así, afable y cercana, aunque el contenido de sus obras gire alrededor del miedo y el apocalipsis. —Cruz Flores




God's Country // Chat Pile

“Chat pile” se refiere a los montículos de desechos tóxicos que resultaron de la mina de plomo y zinc en la zona de Oklahoma-Kansas-Missouri durante el siglo XX. Descuidadas por las autoridades, estas pilas de escombro contaminaron el agua y la tierra de la zona, lo cual envenenó a sus habitantes y la dejaron inhabitable. No es sorprendente, entonces, que una banda que manifiesta una visión musical tan crítica de Estados Unidos decida bautizarse así; menos aún si el grupo es originario de Oklahoma.

En su álbum debut, Chat Pile toma la esencia ruidosa y sucia del sludge metal y la lleva a un punto desconcertante. El álbum entero se percibe como un descenso a la locura en el que cada golpe de tambor y ola de distorsión hace daño irreparable a la psique. Esta atmósfera de demencia termina de cimentarse gracias a Raygun Busch y el fatalismo de su letra. Entre alaridos dolidos y una voz hablada al borde de la demencia, Busch expone los malestares violentos de EE. UU. con una precisión cruda. God’s Country consta de un momento horroroso y cautivador tras otro, pero quizás el más importante llega al principio del disco en “Why”, donde se cuestiona las razones detrás de la falta de vivienda y, finalmente, lo único que se puede preguntar es “¿por qué?”. Difícil pero sublime, God’s Country amerita atención. —Mathias Ball Escamilla


Hellfire // black midi

Si hubiera una agrupación capaz de sostener las palabras ‘virtuosismo’ y ‘descontrol’ en una balanza casi equilibrada, sería black midi. Geordie, Morgan y Cameron manufacturan en Hellfire una obra teatral sobre la maldad como un ente que, en más de una ocasión, arrinconó a la humanidad. La literatura insana, expresada en balbuceos y, en otras ocasiones, en tiernas transiciones, sólo podía ser materializada sonoramente en una mezcla que roza lo obsceno.

Un álbum que constantemente se destruye a sí mismo no podía sonar más que a jazz-rock fusionado con post-punk e incluso country; en otros momentos el sonido es inefable y tan sólo avanza, imparable, a través de sus treinta y ocho minutos de duración. Es un caballo que cabalga, algunas ocasiones con delicadeza —como en “Still”—, pero en otras es el salvajismo puro —”Wellcome to Hell” es ejemplo de ello—, capaz de reventar tus oídos por el simple placer de hacerlo. —Jesús Velázquez


Asha's Awakening // Raveena

Durante una noche pandémica de aburrimiento, luego de ver películas de Bollywood y ciencia ficción, Raveena imaginó la historia de Asha, una princesa panyabí del espacio que es transportada al planeta Sanaatan donde los aliens Kamlesh la entrenan en magia cósmica y espiritualidad para volverla su gobernante. La intención detrás de esta épica sudasiática fue darle a Raveena una excusa narrativa para la exploración de sus raíces, su identidad y camino personal, que eventualmente se convertiría en Asha’s Awakening.

El álbum no sólo utiliza una lírica con fragmentos en hindi y panyabí para lograr la intención conceptual; los arreglos y sonoridades de cada canción están directamente relacionados con la música folclórica hindú. Sin embargo, da un giro al mezclarse con el pop británico de los sesenta y referencias a los íconos del hip hop y rhythm & blues que Raveena escuchó durante su desarrollo. Además, incorpora elementos de jazz y soul clásico e incluso tintes de rock, con lo quecrea un mapamundi de sensaciones que se vinculan a la búsqueda espiritual de su autora y protagonista. Asha’s Awakening es una propuesta que celebra la música del subcontinente indio al romper con las convencionalidades de un pop contemporáneo atravesado por los sonidos de Corea del Sur y Latinoamérica. —Er Yáñez


Heroes & Villains // Metro Boomin

En los últimos nueve años, el nativo de San Luis, Misuri, de 29 años, ha utilizado estimulantes, góticos paisajes sonoros y un don para agrupar y dirigir a más artistas para, así, convertirse en su propia franquicia de auténticos éxitos de taquilla. Metro es un creador con la habilidad y la sensibilidad necesarias para combinar grandes nombres con ritmos cinematográficos en temas que a menudo alcanzan proporciones heroicas, todo lo que DJ Khaled desearía ser. Con este nuevo álbum, Heroes & Villains, continúa esta tendencia. Metro Boomin se pone la capa para un proyecto que reafirma su estatus tanto de maestro curador como de titán de la producción. Para este proyecto, utiliza un elenco familiar de artistas como 21 Savage, Travis Scott, Young Thug, The Weeknd, Young Nudy y más, mientras oscila entre el trap avasallador y el lujo ambiental para conseguir himnos que sacan el máximo potencial de sus intérpretes. —Zahid Serrano




Surrender // Maggie Rogers

El segundo álbum de estudio de Maggie Rogers es uno de ésos que nos atraviesan más allá del sentido del oído y el gusto personal, disparando a su vez un efecto corporal un tanto sanador. Las letras, enfocadas en el deseo y la resiliencia presentes al intentar transitar un mundo complejo, hacen de Surrender una escucha esperanzadora pero consciente de las dificultades que implican aquellas cosas que nos hacen feliz, o por lo menos bien, como el amor y el acompañamiento en diferentes momentos de nuestras vidas. Comprendiendo también la diferencia y distancia física pero sobre todo emocional que a veces enmarca dichas cotidianidades, Rogers crea un abanico sonoro de energías potentes.

Sin importar el mood que una canción quiera presentar, la música abraza las generalidades de la sensibilidad y la emoción central en la letra, provocando una comunicación transparente de los mensajes con los que se busca iniciar una nueva etapa personal. El cuidado en cada elemento para lograr lo anterior perfila a Rogers como una parte clave de un giro positivo en la música que poco a poco irá definiendo un pop más orgánico para los años entrantes. —Er Yáñez


King's Disease III // Nas

Con King's Disease III, el rapero neoyorquino ha puesto el broche de oro a una sólida trilogía de álbumes que demuestra que, tres décadas después de Illmatic (1994), sigue siendo una fuerza poderosa dentro de la escena del hip hop. Este disco nos presenta quizás el mejor álbum de su colaboración con Hit-Boy. Con su cuarto LP en los últimos dos años, da la sensación de que estamos viendo, o escuchando, un momento histórico en la música. La calidad en este álbum es increíble, y es impresionante cuando se toma en cuenta la longeva carrera de Nas. La composición y las interpretaciones del MC son excepcionales, la producción es muy buena y hay muchos momentos fantásticos; Nas está, simplemente, en un nivel diferente al resto de los raperos en la industria actual. Una gran escucha de uno de los mejores raperos de la historia. —Zahid Serrano


The Mars Volta // The Mars Volta

El proyecto homónimo de The Mars Volta tomó un inesperado pero grato giro al alejarse de su propuesta inicial en el rock progresivo con el objetivo de explorar la música a través de la fusión de principalmente rock, pop, post-punk y ritmos caribeños como la salsa. Es por ello que este proyecto se caracteriza por un sonido fresco y dinámico que, sin embargo, conserva la complejidad en cuanto a su composición, pues podríamos seccionar su nuevo sonido en diversas capas e influencias. Si bien la música resulta más ligera para su oyente en comparación con sus proyectos anteriores, las letras se presentan agresivas y llenas de pasión, carácter que se acentúa gracias a la participación de sus versos en español. “Blacklight Shine” es el track que podría representar mejor el carácter general del álbum, pues nos muestra dicha combinación de un sonido fresco trabajado desde distintas perspectivas estéticas, así como la agresividad de la letra bilingüe. —Ruth Calvo


Artificial Brain // Artificial Brain

Como exponentes del technical death metal, la habilidad interpretativa de los integrantes de Artificial Brain siempre ha jugado un papel central en su música. Sus primeros dos discos parecían indicar que el fin de su virtuosismo sería la brutalidad veloz y precisa, pero con su álbum epónimo queda claro que su ambición creativa aún está floreciendo. En Artificial Brain, el sexteto incorpora la complejidad melódica del black metal a su música, lo cual les permite blandir su tecnicidad de formas más expresivas y llevar su arte a alturas antes impensables. Mientras que, anteriormente, la banda parecía doblegarse ante las exigencias de velocidad y agresión incesante del death, ahora toman las riendas para permitir a sus instrumentos la libertad de divagar y serpentear alrededor del sendero. En contraste con las sonoridades matizadas que forjan los instrumentos en este álbum, la voz de Will Smith (en su último disco con la banda) permanece encaminada hacia la destrucción. Sin embargo, este contraste crea un efecto increíble: el gutural retumbante y monolítico de Smith es como un meteorito que atraviesa las coloridas nebulosas que ahora llenan el cosmos musical de Artificial Brain. —Mathias Ball Escamilla




Laurel Hell // Mitski

Mitski es conocida por sus desgarradoras letras y Laurel Hell continua con este legado, pero ahora la lírica contrasta con ritmos y sintetizadores alegres para que puedas bailar mientras lloras. El sonido de Laurel Hell es más pop que el de sus álbumes anteriores, pero no deja de ser una obra que muestra los sentires de Mitski de una manera cruda, casi como un confesionario, algo tan personal que te hace preguntar si realmente deberías estar escuchando.

La combinación de pop seguido de canciones más minimalistas y lentas crea una dinámica muy cautivadora a lo largo del álbum. Mitski te acompaña en una noche catártica en donde puedes dejarlo todo en la pista de baile: grita por la frustración de no estar dónde quieres, preguntarte por tus errores, baila para soltar el insoportable peso del trabajo y el amor. Laurel Hell recorre desde el pico de la noche, seguido por esos momentos en los que te encuentras solx observando desde lejos una pista vacía con una balada de soledad, hasta el regreso a casa en el que no queda más que el silencio y la introspección. —Perla Sánchez


It's Almost Dry // Pusha T

Pusha T vuelve cuatro años después de Daytona con un álbum más con producciones impecables y su característica fascinación con la cocaína. Para este punto, entendemos que Thornton no busca caminos alternos y experimentales, sino que elabora sobre los mismos elementos para fluir mejor en esos componentes: usar samples poco alterados, mezclas prístinas y líneas (pun intended) inmersivas al mundo de las drogas. Ahora bien, a diferencia de Daytona, It’s Almost Dry tiene la participación de Pharrell Williams y Ye en la producción, colaboraciones que traen consigo tanto novedad como discrepancia. Cada productor se encargó de una mitad de las canciones, pero ninguno hizo un esfuerzo por adaptar su modus operandi a pesar de que se trataba de un proyecto ajeno. Así que, mientras que hay canciones como “Let the Smokers Shine the Coupes” (Pharrell) y “Dreaming of the Past” (Ye) que cuentan con un sonido inmaculado y un flow espectacular cortesía de Pusha T, el álbum a veces padece de un ligero problema de cohesión. A pesar de esa ligera falla, la composición, producción y mezcla de las canciones resulta en un producto puro y de la más alta calidad. —Cris Aramayo


Dragon New Warm Mountain I Believe in You // Big Thief

¿Cómo le hace Adrienne Lenker para escribir, una y otra vez, las mejores canciones del año? En este disco expansivo y diverso, las letras de la vocalista de Big Thief se mantienen al nivel de sus trabajos anteriores como Masterpiece y U.F.O.F, al combinar una claridad tremenda de pensamiento con imágenes y pasajes que, a primera vista, se ven sencillos, evocativos, pero adquieren una complejidad especial gracias a la voz y a los trazos de su verso. Entre guitarras descendientes que remiten al post-hardcore, sonidos de sintetizador antiguo, y ligeros toques electrónicos, el nuevo álbum de Big Thief se entiende como una oda melancólica a la experiencia, al crecimiento, y al conocimiento de sí, concreta su disco más luminoso a la fecha. A lo largo de sus 20 canciones, la banda estadounidense demuestra que su voz es una de las más únicas de nuestro presente. Seguro que Lenker y compañía aún tienen mucho que ofrecer. —Cruz Flores


Se Ve Desde Aquí // Mabe Fratti

La multinstrumentista y compositora guatemalteca trajo frescura a nuestros oídos con su álbum Se Ve Desde Aquí. Mabe Fratti concuerda a la perfección la voz, cello y electrónica para lograr evocar atractivos y resonantes escenarios. Con este álbum podemos salir de nuestra zona de confort para, a la vez, descubrir un nuevo horizonte; un microcosmos de sonidos, ideas y contrastantes sentimientos. Fratti mimetiza con su cello y plasma una esencia única a través de escenarios abstractos en donde se empalma meticulosamente diseño sonoro con electrónica. La sensibilidad de la compositora se escucha a través de cada una de sus canciones, en donde permea fuerza, nostalgia, energía y diversas emociones que logra transfigurar ordenando cada uno de los sonidos en el espacio. —Bernie González




Piece of Me // Lady Wray

En un entorno lleno de géneros mutados, internautas elitistas enfocados en su propia legitimidad y nuevos clásicos efímeros, Nicole Monique Wray silencia los debates infinitos con su álbum Piece of Me. Bajo la bandera de lo clásico, Lady Wray usa sus deliciosas habilidades vocales y un acompañamiento instrumental suave pero lleno de maestría musical para devolvernos a los años nostálgicos de su pasado con sonido que se balancea entre el gospel de domingo, los clásicos de Motown y un respetuoso saludo al funk y hip hop que la vieron crecer.

Piece of Me es un nuevo hito que nos recuerda que el rythm & blues, en su forma original, sigue latente pero también se mantiene fresco para una audiencia que aún lo disfruta y otra que merece un recuento del origen sonoro de sus héroes o, simplemente, quiere adentrarse en algo diferente. Además, Wray lleva su lírica a lugares donde el álbum se vuelve universal; sus sensibles exploraciones del amor y el desamor que, aunque pueden parecer sencillas, van con profundidad más allá de las relaciones sentimentales uno a uno y se enriquecen en una fluidez que, de canción en canción, hace de lo personal algo cada vez más político. —Er Yáñez


Un Verano Sin Ti // Bad Bunny

No habría suficientes palabras para resumir lo que nuestro conejo favorito dejó para nosotrxs este año. No es casualidad que Benito haya vuelto a ganar, por tercer año consecutivo, el grandísimo reconocimiento de ser el artista más escuchado del año, con 18.300 millones de reproducciones en Spotify. ¿Pero qué es lo que nos fascina de su música? ¿Qué nos da él que no nos da nadie más? Además de remasterizar, recolocar, reivindicar y re-re-re-reinar el género del reggaetón, el conejo malo también ha logrado reunir a una comunidad harta de escuchar el mismo perreo anticuado de siempre. Un Verano Sin Ti es la muestra de que se pueden mezclar un sinfín de géneros para conseguir un mismo objetivo: calentarnos, acercarnos y hacernos mover el esqueleto completo. Con colaboraciones de Chencho Corleone, Jhayco, Tony Dize, Rauw Alejandro y hasta Bomba Estéreo, Bad Bunny nos permitió vivir un verano que duraría todo el año. Este artista continúa revolucionando la forma en la que el reggaetón se transforma y no queda duda alguna que el peak de nuestro conejo apenas comienza. —Emma Del Carmen


Gris Klein // Birds in Row

Desde su comienzo, el principio central de la música de Birds in Row ha sido el compañerismo: su nombre surge de la idea que, tal como los pájaros, las personas gozamos de libertad individual pero elegimos juntarnos con otrxs. En Gris Klein, este ideal logra brillar a través de las grietas del retrato desprovisto de color que pinta la banda francesa. Con música que fluye de forma magnífica entre el caos y la serenidad, el álbum retrata la depresión y la desesperanza inevitable de la actualidad mediante un uso exquisito de imágenes referentes al color, el arte, la arquitectura y la religión. En “Trompe L’oeill”, el trampantojo no simula la tridimensionalidad, sino la misma existencia de alguien que ya no se siente presente; en “Rodin”, la fisicalidad innegable de la escultura es el mayor deseo para alguien incapaz de sentir. En un mundo así, inevitablemente el azul se torna gris. —Mathias Ball Escamilla


LABYRINTHITIS // Destroyer

El treceavo álbum de Destroyer fue una grata sorpresa. LABYRINTHITIS nos lleva a explorar la música a través de una exquisita mezcla de géneros y sonidos, entre los que destaca el rock alternativo, la música disco y el pop experimental, lo que da lugar a un proyecto innovador y de sonido único y fresco. No obstante, la genialidad de este proyecto no termina en su sonido, sino que también trasciende a la letra, donde pareciera que Dan Bejar libera el lenguaje de los límites semánticos con la finalidad de fusionarse con el sonido de manera armoniosa. Uno de los tracks que mejor representan dichas cualidades en LABYRINTHITIS es “June”, pista que salió un poco antes del lanzamiento del álbum, y en la que podemos encontrar la clara influencia de la música disco desde una perspectiva más contemporánea. Otra canción que también brilla en este álbum es “Tintoretto, It’s for You”, que, además de destacar por su sonido elegantemente contundente, también lo hace por la lírica que incluye referencias al arte renacentista, por ejemplo. “Eat the Wine, Drink the Bread” también es un tema característico del álbum, pues se puede disfrutar la rítmica mezcla musical y la influencia dadaísta en la letra. LABYRINTHITIS es definitivamente uno de los álbumes del 2022 que no podemos dejar de escuchar. —Ruth Calvo




Glitch Princess // yeule

Con Glitch Princess, Nat Ćmiel, bajo el pseudónimo yeule, retoma planteamientos del transhumanismo para colocarlos en su experiencia no binaria y su propia historia de vida. El álbum se llena de contraposiciones entre la belleza y lo grotesco, lo humano y lo sintético, el cuerpo y la mente, para examinar las incomodidades de una existencia disidente. El sonido distorsionado del hyperpop, un tanto diluído entre sintetizadores más sutiles y sensibles, permite que yeule encuentre sonoridades extravagantes que, mientras vulneran más una lírica ya por sí misma, es sumamente íntima y confesional, crean una experiencia músical que nos obliga a escuchar aquello que Ćmiel tiene que decir.

Las propuestas en el álbum, que dan entrada al mundo digital, como un glitch o entrecruce con la realidad no tecnológica, permiten recomposiciones humanas que, a su vez, plantean grandes preguntas especulativas sobre lo que significa ser persona en una era donde la inteligencia artificial nos preocupa como la pérdida de la sensibilidad humana. Las vivencias y sentires no cisgénero de Ćmiel empatizan con el androide y el artista programado para crear nuevas narrativas musicales que nos preparan para una inevitable convivencia más allá de nosotros. —Er Yáñez


Mr. Morale & the Big Steppers // Kendrick Lamar

Este es el quinto LP de “Oklama”, quien nos hizo esperar cinco años para escucharlo (One-thousand eight-hundred and fifty-five days, I've been goin' through somethin'). Es claro que a muchos fans de Kendrick nos fue difícil conectar con las canciones en este disco desde la primera vez que lo escuchamos, pues son rimas que obligan al autocuestionamiento y a las sensaciones incómodas; “Duckworth” menciona grandes verdades sobre nuestra sociedad. El ejemplo perfecto de esto es la constante presencia del rapero Kodak Black, una figura polémica por haber sido hallado culpable de agresión sexual y sentenciado a 18 meses en prisión. Este proyecto hace uso de su presentación de doble disco para enfatizar dos versiones diferentes de un mismo Kendrick que, a diferencia de lo que vimos en DAMN, se encuentra en un lugar mental y espiritualmente mejor.

En este álbum no encontrarás una narrativa hilada, más bien se trata de canciones centradas en diferentes temas que logran conectarse gracias a intros, outros y skits ejecutados de manera sublime, y que, al jugar con los conceptos de la terapia, el baile tap y la introspección, muestran el progreso de Kendrick para superar sus traumas personales y generacionales, que, al mismo tiempo, nos deja ver su opinión sobre la situación actual del mundo. —Zahid Serrano


A Light for Attracting Attention // The Smile

Hace poco más de trece años, y quizás sin saberlo, Thom Yorke sembraba el germen del proyecto que le ayudaría a sobrellevar el encierro durante la pandemia. A finales del 2009, cuando las BlackBerry aún eran relevantes, Yorke interpretaba una versión cruda de “Open the Floodgates”, que ahora es la sexta canción de A Light for Attracting Attention, el álbum debut de The Smile.

A pesar de lo que muchos puedan pensar, Radiohead no cambió de nombre. The Smile es, en realidad, el nuevo proyecto de Thom Yorke y Johnny Greenwood junto al baterista Tom Skinner (Sons of Kemet), y nuevamente con Nigel Goodrich como productor. De ahí que el sonido de The Smile se asemeje tanto al de Radiohead de antaño. Las canciones de A Light for Attracting Attention, a diferencia de los dos últimos álbumes de Radiohead,tienen una estructura más definida. “You Will Never Work in Television Again” es rockera y muy ruidosa, mientras que “Pana-Vision” y “The Smoke” bien podrían haber salido de Kid A (2000) o Hail to the Thief (2003); “Skrting on the Surface” ya había hecho su debut en 2009 cuando Yorke estaba con Atoms for Peace. Es quizás por eso que este álbum se siente como una vuelta al origen. Creo que ahí radica la belleza de este álbum. —Ricardo Roa


If a City Is Set Upon a Hill // Current 93

La voz de David Tibet, metálica y desequilibrada en su juventud, ahora más profunda y, de alguna manera, "tradicional", siempre ha sido un buen instrumento para la elegía: canta sobre un mundo que se desmorona, como hizo en I Have a Special plan for this World con las letras de Thomas Ligotti, y sobre la pérdida íntima de seres cercanos, como es el caso de sus piezas celebrando a los difuntos miembros de Coil o de su clásico Thunder Perfect Mind, altamente influido por el quiebre de su amistad con Douglas P (Death in June), en gran parte gracias al descenso de este en el fascismo. En su nueva entrega, Tibet recorre los elementos que lo hacen único con la sabiduría de la madurez, y entrega una nueva elegía cósmica, en la que la visión profética que lo caracteriza se combina con meditaciones íntimas sobre la vida, la mortalidad y la experiencia. Hilando una metáfora extendida que repite el título del álbum como un mantra, de lo cotidiano de compartir un té a la contemplación de las estrellas y la crisis climática, sus letras se encuentran con la ejecución sobresaliente de un equipo en el que sobresalen Alasdair Roberts y Aloma Ruiz-Boada. If a City… se presenta como un testamento de todo lo que ha sido Current 93 en sus más de treinta años de existencia, y reafirma el legado espiritual de su líder. —Cruz Flores

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