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Una introducción (demasiado) breve a Mr. Bungle

Actualizado: 2 ene 2021

Hace mucho tiempo, realmente muchísimo tiempo, no sólo no había escuchado Mr. Bungle sino que ni siquiera había pensado en ellos. De la nada, el fin de semana veo una foto suya en Instagram, una foto que desde que los comencé a escuchar en secundaria he tenido grabada en mi cerebro, y desde ese momento no me los he podido sacar de la cabeza. Resulta que ⅗ de la banda se reunieron para tocar un número pequeño de conciertos, dedicados únicamente a tocar canciones de su primer EP, The Raging Wrath of the Easter Bunny (1986), y covers de punk y thrash metal. En la secundaria amaba a estos tipos y los adoraba casi como dioses musicales; sus tres álbumes de estudios eran como una santísima trinidad musical en mis ojos (y oídos). Escuchándolos otra vez esta semana, después de años de distancia, me he encontrado con que me siguen encantando, aunque afortunadamente la adulación de mis años adolescentes ha desaparecido (¡Mr. Bungle sí sangra!). Así que les haré un breve resumen sobre cada uno de ellos y mis pensamientos al respecto.

Presentando a los personajes de esta historia (la mayoría de los cuales no volveré a mencionar):

  • Mike Patton: voz, teclados, samples

  • Trey Spruance: guitarras, piano, teclados

  • Trevor Dunn: bajo

  • Danny Heifetz: batería

  • Clinton “Bär” McKinnon: saxofón, clarinete, teclados

  • Theo Lengyel (hasta 1996): saxofón, teclados

  1. Mr. Bungle (1991): el debut de Mr. Bungle es a ratos una locura, una genialidad y una pendejada. Es el más homogéneo de los tres, construido a base de funk metal pero decorado aparentemente con cualquier género que se les ocurría: hay momentos bien ska, otros en los que el pasado thrash de la banda sale a relucir, incluso se entregan a las imágenes de payasos que adornan la portada y tocan música circense; increíblemente, esos tipos de cambios estilísticos tan discordes ocurren en cada una de las canciones. Aunque en términos musicales estos jóvenes realmente se lucen, en muchas instancias la naturaleza juguetona y valemadrista de la música entra al territorio de lo infantil y termina tornando la experiencia en una tediosa. Gran parte de la letra ya perdió todo valor cómico o de entrada sólo lo tenía si eras un chamaco de 12 años (en “Squeeze Me Maccaroni”, Patton mezcla sexo y comida; en “The Girls of Porn”, prácticamente sólo canta sobre masturbarse), además de que muchas de las canciones cuentan con secciones finales que no agregan mucho contenido de calidad, el peor de todos siendo el caso de “Slowly Growing Deaf”: un minuto entero de alguien cagando. Incluso con estas fallas es un disco muy divertido y elaborado con excelencia. Aunque no vendió nada bien, sí ayudó a generar una base de fans completamente leales a la banda. Tendrían que serlo, porque después de cuatro años de espera la banda regresó con un álbum tan drásticamente distinto que es difícil comprender que fueron hechos por las mismas personas.

  2. Disco Volante (1995): Mr. Bungle realizó un paso gigantesco de su debut a su segundo álbum, de “nos gustan estos seis géneros y los vamos a combinar y nos vale lo que piensen” a “nos gustan todos los géneros y los vamos a combinar y nos vale lo que piensen”. Nada, absolutamente nada, suena a Disco Volante. Créanme, no estoy siendo hiperbólico; ninguna descripción podría capturar la esencia o el espíritu de este disco. En esta ocasión no hay base común, cada canción es su propio ente y ninguna se parece entre sí; son unidades mucho más herméticas, aunque todavía multifacéticas y complejas. La banda se entrega muchísimo más a todas las posibilidades que les brindaban sus instrumentos e incorporan muchos elementos sonoros nuevos. Muchas de las canciones son instrumentales (o sea, no son canciones) o tienen a Patton cantando con palabras inventadas; su habilidad vocal realmente sale a relucir en Disco Volante. Además, se acercaron a la experimentación desde un ángulo completamente distinto a lo que habían hecho antes: en lugar de simplemente mezclar distintos géneros en una sola composición —que en muchas ocasiones se sentía como una decisión aleatoria o sin mucha razón detrás de ella—, ahora Mr. Bungle se dedica a uno o dos estilos o géneros y desarrolla su propia versión. El resultado final es más complejo e interesante que su debut y con él forjaron una identidad sonora completamente distinta para la banda, reinventándose completamente; ya no veían todo como un chiste pero afortunadamente tampoco se tomaban demasiado en serio ni a ellos ni a su música (hay una canción de jazz/death metal en la que Patton canta sobre el ornitorrinco, ¡qué genial!)

  3. California (1999): A su manera tanto Mr. Bungle como Disco Volante fueron álbumes de excesos: todas las canciones del debut duran demasiado más de lo que deberían y las de Disco Volante jalan en direcciones distintas, imposibilitando un sentimiento de unidad. California dura alrededor de 20 minutos menos que los discos anteriores y se conforma de sólo 10 canciones; antes, su brevedad me parecía síntoma de una falta de ambición, pero ahora aprecio que ser tan concisos fue la mayor muestra de madurez que pudieron mostrar. Pero no crean que el exceso ha desaparecido, ¡no! El exceso es inherente a la banda. Lo que han hecho es canalizarlo de forma mucho más eficiente, logrando así llenar 44 minutos con más experimentación y extravagancias que en sus álbumes previos. También se ayudan en esa hazaña con un hilo conductor que rige todo el álbum: una visión distópica de California, que alcanzan juntando su glamour y su opulencia con la decadencia y falta de humanidad que yacen debajo; además, confrontan la idea de un pasado glorioso con ansiedades relacionadas al desarrollo tecnológico. Este contraste también está presente en términos musicales y por ello la banda recurre mucho más que antes a géneros populares, como el rock and roll, el doo-wop y las baladas de piano. En parte por eso, California es el álbum más accesible de Mr. Bungle, porque sus rarezas y sus elementos más discordes están un poco ocultos, detrás de una fachada bella y aparentemente simple que desmiente su contenido decadente y su complejidad.

Mr. Bungle realmente es una banda que se tiene que escuchar para entender, estas breves descripciones/resúmenes/elogios sólo capturan lo más básico de lo que hace cada uno de estos álbumes una maravilla a su manera. Lxs invito a darles una probada ustedes mismxs.

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