Detrás del proyecto “Rhythmic Structure of the Wind” con Raúl Tudón, José Pita y Duane Cochran
En primera instancia se observa una mano que, a la par del sonido, parece haber cobrado vida. A los pocos segundos se le une una segunda mano, mientras que la música va paulatinamente densificando su textura, agregando más sonidos y ritmos, unos que parecen un pedal que casi en ningún momento dejan de sonar, mientras otros van adornando esta base como delicadas filigranas. Las manos continúan excitándose e inhibiéndose junto con el sonido, como absorbiendo los caracteres que ésta propone. Finalmente, casi de manera circular, el sonido se va simplificando otra vez y pronto regresa la toma de una sola mano, con la que se apaga la música y el movimiento.
La primera vez que vi este video me quedé absorta en los movimientos y los sonidos que experimentaba mientras lo veía. No despegué la mirada hasta el final y en cuanto terminó lo volví a reproducir; esta vez comenzaron a rondar por mi cabeza miles de preguntas, particularmente alrededor del cómo: ¿Cómo sería que había logrado captar mi atención desde el principio?, ¿Cómo era que la música realmente se mezclaba en uno mismo con las manos y las imágenes?, ¿Cómo era que, a pesar del lenguaje abstracto, había comunicación entre las manos, la música y yo? Fascinada por lo que seguramente habría detrás del proyecto, decidí profundizar: conseguí una entrevista con los creativos detrás de éste, y a continuación les comparto un poco de lo que aprendí.
Fondo
Como primer punto, cabe aclarar que el proyecto fue llevado a cabo por tres figuras importantes en el movimiento del arte escénico contemporáneo, particularmente en la Ciudad de México: Raúl Tudón, compositor de ésta y muchas otras obras y actualmente integrante de uno de los ensambles más emblemáticos del país, el cuarteto Tambuco; José Pita, fotógrafo especializado en paisajes y conciertos, quien ha tenido una presencia importante en la documentación de la escena de la música contemporánea en México; y, finalmente, Duane Cochran, originario de Michigan, actualmente director de la compañía de danza Aksenti, quien además tiene plaza como pianista en la OFUNAM.
Es también importante saber que este video no es sino el broche de oro con el que cierra el proyecto, ya que se trata del quinto y último movimiento de las “Rhythmic Structures of the Wind”, y Raúl y José ya habían trabajado en los otros cuatro videos. A mi parecer, tras haberlos visto todos, a lo largo de los cinco hay una transición del color al movimiento. En la primera estructura no hay movimiento; nos topamos con un baile de imágenes fijas de pinturas, paisajes, aves, flores, nubes, intercalándose unas entre otras en un caos perfectamente organizado. La segunda muestra de manera muy poética el paso del tiempo con una serie de time-lapses de distintos paisajes, con los movimientos amplios y lentos del cielo en contraste con los pequeños y nerviosos del suelo, todos ellos provocados por el viento, así como la transición de colores y luces al caer la tarde.
En la tercera estructura nos encontramos inmersos en la plenitud de la naturaleza, observamos el poder del viento al mover a su placer desde enormes cúmulos de nubes a través de las montañas, hasta las pequeñas flores y arañas que yacen a nuestros pies; como si la música le diera vida al viento, ambos se sincronizan en una armonía casi natural. La cuarta estructura evoca a la primera, pero ésta fue representada con colores en movimiento, gotas de colores al entrar en contacto con otro líquido; algunas como lluvia, otras como la brisa que acaricia lo que se cruza en su camino.
Finalmente, la quinta estructura, la que ya vieron, en la que entra en colaboración el maestro Cochran. Aquí no hay color, no hay otra imagen, no hay significante. Sólo el movimiento.
Sonido
“Si uno pudiera ver el viento, si uno le pudiera poner colores y sonidos, imagínate lo que podrías ver cuando arrecia y cuando se calma, cuando le pega a un árbol, cuando levanta la tierra, cuando mueve una nube…”
A partir de esta premisa surge la idea para componer la serie, que consiste en una cinta pre-grabada sobre la que se puede improvisar. Las cintas fueron grabadas de manera ciertamente “retro”, ya que para ellas se usó solamente un instrumento (un sintetizador Yamaha SY86) del que el maestro Tudón explotó hasta el último recurso, y todo fue grabado en vivo, en palabras del compositor “sin usar ningún programa ni computadora ni software”.
Asimismo, las obras están pensadas para tener vida propia; es decir, aunque se puede improvisar sobre ellas para generar una versión nueva y única, las cintas por sí mismas funcionan como piezas ya acabadas y completas, que por su propia cuenta pueden expresar el concepto del viento. Además, la improvisación que propone Raúl para acompañar estas cintas es una completamente libre, en la que no existe una especificación sobre la cantidad o el tipo de instrumento, y tampoco se incita al uso de una partitura, de tal manera que ésta salga de la manera más orgánica, individual y expresiva posible. De esta forma surge la idea de usar el cuerpo como instrumento, en palabras de José: “en cuanto a una interpretación, al menos a mi parecer muy poética, del movimiento del cuerpo y del viento”.
Movimiento
“Pequeños pulpitos, o arañitas”
Remarca el fotógrafo que la coreografía debería de estar específicamente dirigida a un bailarín que es además pianista. Y es que, efectivamente, el hecho de que una coreografía se centre casi únicamente en el movimiento de las manos, además de que el espacio para moverse se reduce a un cuadro cerradísimo de la cámara, lo vuelve todo más complicado, algo que sólo alguien con la consciencia del cuerpo de un bailarín y la capacidad de poder centrar el movimiento en los dedos y manos de un pianista podría llevar a cabo.
Además, cuentan el compositor y el bailarín que varios años atrás ya habían trabajado juntos, cuando Duane le pidió a Raúl que le diera una de sus obras para montar una coreografía con su compañía; ésta resultó ser una coreografía para solista de la Rhythmic Structure of the Wind V. Sin saberlo, y casi por intuición, tiempo después se reunirían otra vez para este nuevo proyecto, para recordar que el maestro Cochran ya conocía este movimiento a la perfección, por lo que la improvisación fue tan natural como se había esperado, y con dos vueltas completas de la obra bastó para tener el material suficiente para el video. Ni mandado a hacer.
Sin embargo, cabe destacar que, aunque Duane describió primero su coreografía como “sacada de la manga”, luego procedió a explicar que realmente el hecho de haber conocido tan bien la obra, además de platicar y conocer las ideas tanto de José como de Raúl, y además interpretarlas a su manera, le permitió a él resignificar este movimiento a su manera. Habla de la importancia de una improvisación bien lograda, que incluye todo un razonamiento detrás: “Hay estructura, vaya; dentro de la no-estructura, dentro del caos.”
Imagen
“…este ir y venir entre lo figurativo y lo abstracto”
¿Cómo abstraer la imagen del movimiento del viento en algo visual? A lo largo de estas cinco secciones de la obra, José propone varias maneras en las que, partiendo de la propuesta sonora de Raúl, se podría representar el viento en sus distintas facetas. Sin embargo, en esta quinta ambos quisieron centrarse únicamente en el movimiento. Cuentan que, al reunirse para platicarlo, se descubrían intentando expresarse con las manos: “uno se remite a lo que tiene literalmente a la mano para intentar gesticular estas cosas. Y fue así como llegamos concretamente a eso.” Por esto mismo encontramos tomas tan cerradas en blanco y negro, con muchos contrastes de luz y sombra, que se enfocan y desenfocan en las manos (a veces también en los brazos y torso) del bailarín, y que también entran y salen del cuadro: lo más relevante no es el cuerpo, sino el movimiento.
En cuanto al trabajo de edición, cuenta José que no fue necesaria mucha en cuanto a las imágenes, ya que procuró que la iluminación y contrastes quedaran desde un principio como las tenía en mente. Sin embargo, esto no quiere decir que no haya habido un arduo trabajo tras la grabación de los videos: en palabras del bailarín “el movimiento en sí, pues bueno, es mi movimiento; pero la construcción coreográfica es José, la edición.” A partir de estas únicas dos tomas que se grabaron en las sesiones de los tres, el fotógrafo logra acomodar todo de tal manera que tenga sentido en relación con la música y con la idea tan abstracta que hay detrás; tomar todos los elementos y juntarlos para generar una narrativa, eso es lo que logró. Además, así como sus dos compañeros, José también estudió música de manera profesional, cosa que también le facilitó el trabajo de edición, no sólo de video, sino de toda la serie.
Fin
Me gustaría concluir esta historia invitando a los lectores a adentrarse más a este mundo de la música y arte contemporáneo. Espero que este texto haya servido como una pequeña introducción en la que se demuestre cómo detrás de estas propuestas tan abstractas en todos los sentidos siempre hay un concepto, y en este caso estuvo todo tan bien planeado –y planteado–, que realmente la idea se logra transmitir a pesar de lo difícil que podía llegar a ser. Estoy segura de que el video generará algún tipo de emoción en todo el que lo vea. Esto mismo, a mi parecer, invita a la reflexión en muchos aspectos; espero, por lo tanto, que a partir de aquí puedan expandir sus horizontes y seguir descubriendo los procesos detrás de estas expresiones, o sólo disfrutándolas por lo que generan.
Por último, agradezco la disposición y excelente actitud que mostraron los tres artistas cuando les propuse la entrevista, y admiro mucho su motivación por este proyecto. Un mensaje muy lindo e importante que se me quedó fue el del trabajo con amigos, que, en palabras del maestro Tudón: “a nivel profesional, somos gente que tiene su trabajo y lo hace bien, y se pudo dar muy bien; pero además la amistad lo dispara a otros niveles, entonces es como una felicidad doble.”
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