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1984 (2018) - Joan of Arc

Actualizado: 28 ene 2021

Dejemos atrás el pasado y mejor enfoquémonos en el pasado


Sé dos cosas casi con certeza:


  1. Joan of Arc es una banda.

  2. Tim Kinsella es Joan of Arc.

Entonces, ¿Tim Kinsella es una banda? No, no lo es, pero definitivamente sin él no existiría una banda, en este caso, Joan of Arc. No es por menospreciar las aportaciones musicales y creativas de lxs diferentes músicxs a los que Kinsella ha reclutado para idear y materializar los 23 álbumes que ha lanzado Joan of Arc en sus 25 años de existencia; no lo es, para nada. Simplemente quiero decir que Tim Kinsella es la mente a veces brillante, otras veces lunática (¿o será un visionario que trasciende mis capacidades de comprensión?) detrás de todo lo que la banda ha hecho, sin la cual las aportaciones de lxs demás músicxs no tendrían fundamento. Kinsella es el núcleo, la fuerza motriz, la fuente de inspiración de Joan of Arc: siempre ha sido el compositor principal, se ha encargado no sólo de tocar la guitarra sino que también ha comandado en algún momento todos los elementos musicales presentes en su música, y le ha prestado su voz a la banda desde sus inicios, tanto en encuentros con los medios como en el escenario y en el estudio, cantando. Quizás sea esto lo que más lo ha entrañado con la banda, lo que lo ha hecho parecer su elemento esencial.

Joan of Arc es una banda, Tim Kinsella es su líder. Si Joan of Arc fuera una nave, Tim Kinsella sería su capitán, un capitán visionario pero completamente despreocupado. Aunque a veces lleva a sus pasajeros a destinos increíbles, la mayoría del tiempo lxs somete a experiencias tortuosas; un poco como si el desastre del Titanic hubiera sido premeditado y el capitán y su tripulación se la hubieran estado pasando bomba mientras se hundía. Por esto quiero decir que Kinsella hace lo que se le pega la gana con su música, casi con desprecio del disfrute de cualquiera que no sean él y sus compinches. Como oyente esto resulta en una experiencia inconsistente: a veces estás en sintonía con la banda y escucharla es una experiencia realmente disfrutable y enriquecedora, y otras veces el grado de experimentación y juego te causan la necesidad de apuñalarte los oídos (o simplemente ponerle pausa y nunca más regresar a ella). He tenido ambas vivencias en mis años de escuchar a Joan of Arc: How Memory Works (1998), The Gap (2000) y So Much Staying Alive and Lovelessness (2003) me parecen muy buenos, originales y entretenidos. Por otra parte en el 2017 lanzaron un álbum llamado He’s Got the Whole This Land Is Your Land in His Hands y no haberlo escuchado más de una vez es de los actos de autocuidado más significativos de mi vida. Tanto lo bueno y lo terrible de Joan of Arc se debe a Tim Kinsella.

Y luego llegó un momento en el que eso ya no era cierto —o quizá sí, pero no al mismo nivel—. En el 2018 Joan of Arc anunció un nuevo álbum, 1984, y lanzó una canción para abrir el apetito. Lo más sorprendente de “Truck”, que impacta desde su comienzo, es la ausencia de Tim Kinsella. En lugar de su voz muy particular, desenfrenada y, honestamente, difícil de escuchar, te encuentras con una voz extrañísima, cargada de emociones y completamente afinada: se trata de Melina Ausikaitis, quien desde el 2012 ha sido guitarrista de la banda. Cuando había pasado el shock de la primera escuchada llegaron las preguntas: ¿Será cosa de una canción?, ¿todo el nuevo álbum lo va a cantar Ausikaitis? Si ése es el caso, ¿Qué significa para la banda?, ¿será cosa de una vez?, ¿Kinsella le está cediendo sólo el papel de vocalista, o le está dando las riendas del control creativo de Joan of Arc? Muchas de esas preguntas no las he podido contestar con certeza, sólo las primeras dos: 1) no fue cosa de sólo una canción, así que 2) sí, Ausikaitis cantó todo el nuevo álbum porque 3) parece que para 1984 Kinsella sí cedió las riendas al menos un poco o durante un rato.

1984 es simplemente un éxito. Temáticamente el álbum trata con el pasado: tanto el título como el arte —la portada es un autorretrato de Ausikaitis de niña, la contraportada contiene retratos del resto de la banda, igual de niños— lo implican, pero es en las letras donde realmente se aprecia. No sé con certeza si la letra de 1984 está inspirada en vivencias propias de Ausikaitis o si todo es ficcional, pero todas se sienten profundamente personales: “Vertigo” y “People Pleaser” parecieran conversaciones con un yo del pasado; en “Tiny Baby” y “Truck” Ausikaitis desdibuja las líneas entre su presente, su pasado y su fantasía y permite que las asociaciones atraviesen las tres esferas; mientras que en “Punk Kid” (de mis canciones favoritas del 2018) recuerda una época de su pasado con ojos diferentes y un poco de humor (“All my life I’ve been eating shit / Look at me, I’m a real punk kid”). Sin embargo, son “Maine Guy” y “Vermont Girl” las canciones que capturan el pasado de forma más hermosa; sus letras parecen sacadas de un diario por la nitidez con la que recuerda los eventos, la mezcla de ternura y objetividad con la que los cuenta, y la fuerza con la que los evoca. Les dejo uno de mis fragmentos favoritos, de “Maine Guy”, que siento que captura muy bien lo que estoy intentando describir:


At the end I awoke to a scratching sound

He was standing outside my window

Said your head was big

Which was true but you also had light green eyes

Pushed me in the closet

And blocked the door and made me laugh

And made me cry

Till I was out of breath

(Al final desperté al sonido de arañazos

Estaba parado afuera de mi ventana

Dije que tu cabeza era grande

Lo cual era cierto, pero también tenías ojos verde claro

Me empujó dentro del armario

Y bloqueó la puerta y me hizo reír

Y me hizo llorar

Hasta que me quedé sin aliento)


Todas sus palabras y las imágenes que gracias a ellas transmite tienen mucho más peso gracias a su increíble desempeño vocal. La voz de Ausikaitis es el centro musical de 1984 y creo que ésa es la razón por la cual el álbum se alza por encima del resto de la discografía de Joan of Arc. Mientras que antes el enfoque de la banda siempre estuvo en lo instrumental y la meta era ver cuántas cosas extrañas podían lograr en ese ámbito, en esta ocasión los instrumentos son como un elenco de apoyo con un propósito muy claro: hacer brillar a la estrella. Para lograrlo pierden todo miedo al vacío que puede que aún tenían (algunas canciones de The Gap consisten de más de 100 pistas [1]) y adoptan una ideología de “menos es más” para darle todo el espacio necesario a la voz de Ausikaitis y nunca arrebatarle la atención del escucha. Muchas de las canciones comienzan con Ausikaitis recitando la letra a voz hablada sin acompañamiento. En algunas el tiempo es prolongado: tanto en “Vermont Girl” como en “Maine Guy” la soledad de Ausikaitis dura todo un minuto pero el papel de los instrumentos es distinto. Mientras que en la primera canción entra toda la banda para una de las canciones más “rock” del álbum, en la segunda su acompañamiento es sólo un sonido como la estática en un disco de vinilo y sonidos electrónicos; la banda no entra sino hasta que Ausikaitis ha callado e incluso así el arreglo es disperso y completamente cautivador. “Tiny Baby” también empieza con Ausikaitis sola, recitando dos veces el refrán de la canción, pero luego calla y se introducen los elementos instrumentales, diferentes efectos electrónicos y un piano, cuya presencia irá aumentando a lo largo de la canción pero nunca a tal grado que supera la importancia de la voz. “Vertigo” y “Truck” funciona de manera similar pero “Punk Kid” y “People Pleaser” son asuntos completamente distintos, los instrumentos presentes y notables de principio a fin, pero igual de efectivos en cuestión de cómo los apoyan y engrandecen a la voz. El álbum también cuenta con dos instrumentales excelentes, “Psi-fy/Fantasy” y “Forever Jung”, que le ofrecen al escucha un respiro agradecido, aunque no necesario.

1984 es sin duda uno de los mejores álbumes de la extensa discografía de Joan of Arc y es en gran parte, si no completamente, gracias a Melina Ausikaitis (¿Y a Tim Kinsella, por cederle el poder creativo del álbum? No lo sé). Ninguna de mis preguntas anteriores tienen respuestas en este momento e incluso tengo más: ¿Qué hace la banda ahora?, ¿en qué dirección deberían ir?, ¿debería Kinsella volver a cederle el control a Ausikaitis?, ¿saldría algo igual de conmovedor y hermoso, o en parte el éxito de 1984 se debe a su unicidad?, ¿debería Kinsella cederle el control a alguien más, a otro miembro de la banda o a alguna persona externa? Demasiadas preguntas y ahora sólo una cosa que sé casi con certeza:

  1. Joan of Arc es una banda.


Canciones favoritas: "Tiny Baby", "Punk Kid", "Maine Guy"

Menos preferidas: "People Pleaser"


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