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Jubilee (2021) - Japanese Breakfast


Desde que pasó del anonimato al estrellato del indie-rock con el lanzamiento de su primer álbum bajo el nombre de Japanese Breakfast en el 2016, el arte de Michelle Zauner ha sido, en su mayor parte, influenciado por el dolor. Ese álbum, Psychopomp, giraba en torno a la repentina muerte por cáncer de su madre en el 2014; en su siguiente disco, el excelente Soft Sounds From Another Planet (2017), seguía lidiando con las secuelas de esa pérdida; en Crying in H Mart, su memoir estrenado en abril de este año, Zauner se enfoca en sus experiencias como una mujer coreana-estadounidense y su relación con su mamá y su cultura. Con su libro, Zauner parecía darle clausura a un capítulo de su vida; con el lanzamiento de Jubilee, su tercer álbum, lo confirma: está luchando por la felicidad, se la está arrebatando a la vida.

Esa nueva misión había sido esbozada en el lanzamiento del primer sencillo del álbum, “Be Sweet”, la canción más popera y descaradamente dulce de Japanese Breakfast. Co-producida por Jack Tatum de Wild Nothing, el llamado a la dulzura que Zauner entona de forma tan encantadora en los coros (“Be sweet to me, baby”) cristaliza la esencia de Jubilee: hay alegría en el mundo y tenemos el derecho de gozarla. Pero —y esto es clave para el éxito del álbum— Zauner no logra este cometido mediante la invisibilización de la tristeza y el dolor que ha vivido, sino que se aproxima al júbilo justamente desde la posición de alguien que ha experimentado la pérdida. Todavía hay tristeza presente en Jubilee —”Kokomo, IN”, “In Hell” y “Tactics” contienen, en menor o mayor medida, aspectos tristes— pero el núcleo del álbum es inconfundiblemente la dicha.

A diferencia de Psychopomp y Soft Sounds, co-producidos junto con el multi-instrumentalista Craig Hendrix, Jubilee fue un proceso más abierto: además del ya mencionado Tatum, Alex Gianascolli (mejor conocido como Alex G) y Ryan Galloway, de la banda Crying (con quien sacó el genial EP pop songs 2020 el año pasado), co-produjeron algunas de las pistas del álbum. “Posing in Bondage” (Tatum) y “Savage Good Boy” (Alex G) —ambos sencillos— son canciones increíbles, pero fue “Slide Tackle” el momento de Jubilee que cautivó mi atención de inmediato la primera vez que escuché el álbum completo: sobre un beat electrónico de lo más simple, las guitarras y el bajo se entretejen en patrones cautivadores mientras Zauner expresa por medio de imágenes de fisicalidad su lucha interna “to desire living”. Es una canción absolutamente brillante y tan distinta a las demás canciones de Zauner, no sólo en comparación con lanzamientos pasados, sino también respecto al resto de Jubilee.

Y es ésa una de las fuerzas tan notorias del álbum: cómo ese sentimiento de alegría que permea las 10 canciones las une de forma tan sólida a pesar de la unicidad de cada una, en términos tanto estilísticos como de variedad instrumental, así como en relación a su temática. También es necesario mencionar el excelente desempeño vocal de Zauner, cuya dulcísima voz complementa los nuevos estilos musicales con los que juega en Jubilee tan efectivamente como lo hacía en el rock indie onírico de sus álbumes pasados. Nunca ha sonado tan enorme y poderosa como en “Be Sweet” o “Savage Good Boy” —sin duda preparándose para los escenarios cada vez más grandes a los que llegará—; con la misma proeza, en las brillantes “Paprika” y “Posing for Cars”, exhibe vulnerabilidad y asombro como nunca antes.

Jubilee realmente es un álbum increíble: hermoso en su mensaje, en el amor con el que fue creado, en la forma segura y juguetona en la que lleva la música de Japanese Breakfast a una dirección distinta. El álbum establece a Michelle Zauner como una artista a la que no quieres perderle la pista, cuya calidad y habilidad sale a relucir en cada proyecto que encabeza. Podría seguir hablando maravillas de Jubilee lo que queda de mi existencia (y, créanme, en mi vida personal sí lo haré), pero cerraré esta reseña con sólo un comentario más: cada una de las canciones de Jubilee es una gema reflejando la luz de forma matizada y deslumbrante; escúchenlo con audífonos de principio a fin, disfrútenlo, deléitense, entréguense a la dicha.


Canciones favoritas: Todas son realmente excepcionales, pero al momento de escribir esta reseña “Paprika”, “Slide Tackle” y “Posing for Cars” son mis tres predilectas.

Menos preferidas: No hay.


* Disclaimer: la calificación de ésta, así como la de todas nuestras reseñas, está en una escala del 1 al 7


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