La grandeza musical es difícil de definir; los modelos capitalistas de consumo harían parecer que radica en la riqueza económica, en el reconocimiento de instituciones como los Grammys, Billboard o MTV, en la relevancia dentro de la cultura pop. Sin embargo, incontables y grandiosas carreras musicales se han desarrollado lejos de los reflectores y de la industria del entretenimiento, apoyadas únicamente en la realización y consistencia artística que engendra la lealtad de lxs fans y la motivación de seguir creando. A Wilhelm Scream —los habitantes más importantes de New Bedford, Massachusetts, desde que Ishmael y Queequeg compartieran una cama allí antes de su viaje a bordo del Pequod— es una de esas bandas. A casi tres décadas de su formación, los veteranos del hardcore melódico regresan tras nueve años de inactividad en el estudio con su quinto álbum, Lose Your Delusion.
No es la primera vez que el quinteto se toma su tiempo entre lanzamientos: tardaron seis años en sacar su disco pasado, el excelente Partycrasher (2013). Entendiblemente, ambos álbumes han traído consigo un cambio estilístico considerable: en el 2013 se tornaron más pesados, incorporando influencias del heavy metal, mientras que este año han apostado por un sonido más alegre. El guitarrista y vocalista Trevor Rilley, junto con el vocalista Nuno Pereira, comentó en una entrevista con FLOOD que esto se debe a un deseo por contrarrestar las crudas temáticas de las letras con “los coros más cantables y pegadizos que se [le] ocurrieron”. A Wilhelm Scream siempre ha sido una banda de punk con un enfoque personal, y en Lose Your Delusion lo potencializan al incrementar el número de referencias a su propia vida, al tiempo que introducen por primera vez elementos políticos.
El álbum comienza con “Acushnet Avenue at Night”, una fantasía de venganza de Rilley contra el dealer de un familiar con problemas de adicción. La canción hace referencia a varias ubicaciones de la ciudad natal de la banda, principalmente la avenida del título (que en las reseñas de tripadvisor suele ser descrita como “un basurero”), ligándola de forma más profunda a las vivencias del grupo. “Figure Eights in My Head” y el cierre “Downtown Start II” son las otras canciones que utilizan este tipo de referencias a New Bedford para incrementar su impacto emocional. Sin embargo, “Yo Canada” es la canción en la que más satisfactoria resulta la referencialidad: se trata de una oda a sus fans en el país norteño que crea una cápsula encantadora de su primera gira por la región, comenzada el 11 de septiembre de 2001, mediante el name-dropping de bandas (¡viva Moneen!), disqueras y lugares.
El aspecto político del álbum se manifiesta principalmente como una crítica a la proliferación de información falsa y a la radicalización e intolerancia online que tanto ha afectado a Estados Unidos en los últimos años, primero durante la presidencia de Donald Trump y, más recientemente, durante la pandemia. “The Enigma”, “GIMMETHESHAKES” y “Apocalypse Porn” son las canciones enfocadas en estos temas. “Apocalypse Porn” —el segundo sencillo del disco— es la más explícitamente política de las tres, una diatriba contra lxs conocidxs de la banda que se han alejado por este tipo de radicalización. Sin embargo, no es un asunto meramente agresivo, ya que la banda también expresa un mensaje de unión y resistencia, uno de muchos momentos esperanzadores y edificantes que surgen de lo que, a mi parecer, es el tema general del álbum: la positividad a partir del amor propio y hacia una comunidad. Es un sentimiento que capturan de forma gozosa en la frase final del álbum: “The rottenness inside of me dies every time I see you downtown”.
A Wilhelm Scream ha empleado desde sus primeros álbumes una dupla vocal de voz gritada/voz cantada, en la que los alaridos bruscos de Pereira —quien, cabe recalcar, también es capaz de entonar pasajes melódicos— son complementados por la voz aguda de Rilley. En Lose Your Delusion, la repartición de responsabilidad vocal es más equitativa que antes, lo cual resulta en un mayor protagonismo por parte de Rilley, además de una sección interpretada por el bajista Brian J. Robinson y la colaboración de Sean O’Brien, el primer vocalista invitado en la trayectoria de la banda. Con Pereira y Rilley ya en sus 40, sus voces comprensiblemente han cambiado. Pero, mientras que en el caso de Pereira se nota una adaptación de su estilo vocal, parece que Rilley insiste en mantener las cualidades de su voz de tiempos pasados, dejando como resultado un tono claramente artificial. Sin embargo, el dúo ha tenido éxito en crear otra tanda de canciones con un desempeño vocal exitoso, con secciones rápidas y contundentes y otras con melodías pegajosas, siempre acompañadas de letras tanto ingeniosas como genuinas.
En aras de cumplir la misión de contrarrestar lo crudo de la letra con un tono más ligero, la banda disminuyó la característica tecnicalidad instrumental de su música. Así que, mientras se extraña la exhibición del virtuosismo —particularmente por medio del trepidante entrelazamiento de guitarras y bajo— que presentan en sus últimos dos álbumes, el propósito de las cuerdas en Lose Your Delusion es apoyar a la voz, no quitarle protagonismo, y logran su propósito con gran éxito. Sin embargo, hay numerosos momentos a lo largo del álbum en los que Rilley, Robinson y el nuevo guitarrista, Jason Milbank, dejan saber que sus dedos todavía pueden crear la magia de años pasados. Quien tiene más posibilidades que nunca de lucirse con estos cambios es Nicholas Angelini, quien se encarga de llenar los espacios que dejan las guitarras y el bajo con una percusión precisa, exquisita y llena de detalles (“Be One to No One” es un excelente ejemplo de su desempeño), además de mantener los siempre implacables ritmos hardcore de AWS tan apretados y feroces como siempre.
La expectativa tiene un papel clave en la recepción de un disco que se lleva tanto tiempo esperando, especialmente cuando parecía, como en el caso de A Wilhelm Scream, que nunca llegaría. Pero Lose Your Delusion cumple con todas; es un álbum sólido que se abre lugar junto al resto de la excelente discografía de la banda, que sin duda satisfizo a cada fan y les ganará nuevos adeptos. Por otro lado, parece increíble pensar que pasaron nueve años desde el lanzamiento de Partycrasher: no han perdido su consistencia como compositores e intérpretes, lo cual representa una hazaña admirable. Ahora que se terminó, después de dos años de construcción, un estudio de grabación junto a la casa de Trevor Rilley, sólo cabe esperar que no pase otra década antes del sexto álbum de A Wilhelm Scream, una banda que dejó claro con este lanzamiento que todavía tienen mucho que dar.
Canciones favoritas: “The Enigma”, “Yo Canada”, “Be One to No One”, “Downtown Start II”
Menos preferidas: “GIMMETHESHAKES”, “Figure Eights in My Head”
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